Denver (CO), 22 jul (EFEUSA).- En su libro, "A Life on Hold", la escritora y socióloga Josie Méndez-Negrete aborda los retos tanto personales como familiares que presenta el diagnóstico de un hijo que sufre de esquizofrenia.

Méndez-Negrete, profesora de estudios mexicoamericanos en la Universidad de Texas en San Antonio, aborda con compasión la condición de su hijo, las limitaciones del tratamiento psiquiátrico tradicional, y la esperanza de recuperación.

Usando un lenguaje familiar, la autora describe los altibajos emocionales y psicológicos ocasionados por la enfermedad y el impacto que tienen en la vida familiar.

"Una vida en espera", está escrito en breves capítulos encabezados por una cita que encierra algún punto de sabiduría o esclarecimiento que la autora ha obtenido durante este arduo viaje de apoyo incondicional a su hijo.

La historia de Tito no se narra cronológicamente sino en fragmentos, haciendo eco de cómo funciona su mente.

Son retazos de recuerdos de ambos, de antes y después del diagnóstico, y las reflexiones de una madre que aprende enfrentar sus retos "un día a la vez".

Tito, el hijo de la autora, fue diagnosticado dos meses antes de cumplir 21 años, pero la enfermedad había comenzado a manifestarse en la adolescencia.

Sus padres atribuían la rebeldía de Tito, su rechazo a los estudios y sus riñas sin motivo, a una adolescencia difícil.

Fue entonces que decidieron enviarlo a pasar una temporada a México para que trabajara en el rancho de unos parientes con la esperanza de que las arduas labores del campo le sirvieran de terapia.

Desafortunadamente, el cambio radical de un ambiente urbano a uno rural intensificó el sentimiento de aislamiento que ya comenzaba a sentir el joven como manifestación temprana de la enfermedad.

En México, los tíos y primos se burlaban de su acento y de cómo mezclaba español e inglés al expresarse, por lo cual Tito aprendió que la mejor forma de evadir las burlas era portándose mal, lo cual, de paso, también le evitaba el trabajo.

Esos recuerdos, Tito se los relata a su madre años después, mientras ella lo visita en una facilidad psiquiátrica, una de las más de 30 donde su hijo ha residido.

Aun después de que la enfermedad se manifestara plenamente, la autora cuenta que les tomó casi tres años conseguir la ayuda médica que su hijo necesitaba.

"Fueron años infernales y deshumanizantes para ambos", escribe. "Un campo de entrenamiento para lo que vendría después cuando comenzáramos a aceptar las identidades que él asumía como enfermo mental y como alguien que se había automedicado con drogas ilícitas", explica.

Tanto profesionales como conocidos sin pericia en la materia juzgaban que la condición de Tito era producto del abuso de drogas.

La autora misma confiesa que a pesar de tener las destrezas para diagnosticar a otros, con su propio hijo prefería creer que se debía a un problema de drogas, ya que socialmente se acepta como algo de lo cual se podría recuperar, mientras que una condición mental equivaldría a cadena perpetua.

Estos prejuicios sociales y profesionales, aunados a la semejanza de sus síntomas con la depresión clínica, contribuyeron a un diagnóstico tardío y, en gran medida, ineficaz.

En su libro, Méndez-Negrete escribe abiertamente sobre la condición de su hijo y los retos tanto personales como familiares que presenta un diagnóstico de esquizofrenia.

Según la autora, el estigma de la enfermedad todavía persiste aun en sectores profesionales y académicos.

"He ido en contra de la tradición con este proyecto", escribe. "He esquivado tecnologías y estrategias profesionales en el ámbito académico que nos exigen vivir dentro de una cultura que nos distancia y desconecta de nuestro tema de estudio", aclara.

Donde muchas familias habrían optado por esconder la presencia de la enfermedad, la autora reconstruye en "A Life on Hold" conversaciones y reflexiones de su hijo, dándole voz a su mente fragmentada y librándolo de la invisibilidad a la cual se ven sometidos los pacientes de esquizofrenia.

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