El sexting, es decir, el intercambio de textos, fotos y videos a través de medios digitales para experimentar un abanico de opciones que van desde el arte de la seducción hasta el sexo virtual, es una tendencia en aumento tanto en jóvenes como en adultos. De hecho, una encuesta realizada el año pasado por la firma de seguridad informática ESET en América latina reveló que el 30% de los sondeados lo practicó alguna vez. En el 56% de los casos fue a través de aplicaciones de mensajería instantánea como WhatsApp, Line y Snapchat, mientras que el 23% lo hizo a través de redes sociales, y el 15% en salas de chat.

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En tanto, el estudio titulado Reframing Sexting as a Positive Relationship Behavior (algo así como Reenfocar el sexting como una práctica de pareja positiva), efectuado en Estados Unidos, encontró que el 88% de los encuestados dijo que había practicado sexting, y el 82% admitió que lo había hecho en el último año. Además, casi el 75% de los 870 heterosexuales de edades entre 18 y 82 años, afirmó que intercambiaba contenido de alto voltaje con su pareja formal, mientras que el 43% lo hacía en el marco de relaciones ocasionales. Estos hallazgos fueron presentados en la convención anual de la American Psychological Association de 2015.

Si bien esta práctica puede ser muy saludable para mantener encendida la pasión entre los miembros de una pareja, también es un hábito muy frecuente entre amantes y hasta entre personas que tienen encuentros fugaces. En cualquier caso, y dado que las imágenes o textos podrían ser vistas por terceros o incluso viralizadas a través de internet, es preciso que las partes involucradas en este tipo de comunicación tomen precauciones para preservar su intimidad.

Recomendaciones para el sexting seguro

Por sus características de movilidad, sumados a la facilidad que ofrecen para capturar y enviar selfies y videos, el smartphone es el dispositivo preferido a la hora del sexting. Para evitar que quede registro de este material audiovisual conviene utilizar herramientas que eliminan este contenido segundos después de ser enviado, y hasta impiden que se realicen capturas de pantalla, como es el caso del mensajero instantáneo Telegram (gratis para web, iOS y Android). 

Otros, como Snapchat o Instagram, alertan si nuestro interlocutor hizo una captura de pantalla. Asimismo, hay que evitar la exposición del rostro o rasgos particulares que permitan identificar a una persona, como pueden ser los tatuajes. Por supuesto, hay que colocarle clave de acceso al equipo que se utilice y, al momento de eliminar este material, verificar que no quede almacenado en la galería de contenido multimedia o que se sincronicen de inmediato en el servicio que utilicemos para realizar copias de seguridad. Pero nada impide que la otra persona le saque una foto a la pantalla. Lo que se comparte está fuera de nuestro control, y por eso debe hacerse con mucho cuidado.

Por otra parte, en los últimos tiempos han surgido aplicaciones móviles especialmente diseñadas para el intercambio seguro de imágenes. Por ejemplo, Photo Private Vault (gratis para iOS y Android), que almacena galerías de videos y fotos a las cuales se accede únicamente con una contraseña. Similar a este recurso ya que se ingresa mediante una clave es Best Secret Folder (gratis para iOS), con la diferencia que, al descargarla, la aplicación se llama "My utilities" de forma tal que si algún curioso accede al móvil no podrá identificar que se trata de una aplicación para guardar imágenes íntimas.

Los usuarios de dispositivos Android pueden probar sin costo a Vaulty, cuya característica es que ofrece una sincronización del material en la Nube para recuperarlo en caso de cambiar de tableta o smartphone. Además, incluye un editor de imágenes y un buscador por filtros, entre otros detalles.

La última aplicación relacionada con esta práctica viene de la mano del portal de videos para adultos PornHub, que presentó recientemente una TrickPics (gratis para iOS y para Android) para editar fotos y videos colocándole stickers a las zonas que no queremos que queden visibles, o bien para adornar las imágenes para hacerlas más divertidas. Por ejemplo, una persona podría enviar una foto de su cuerpo desnudo colocando una de las 15 pegatinas disponibles en su cara para ocultar su identidad, o también usar este recurso para tapar su parte íntima. 

Un detalle importante: este recurso no sirve para compartir contenido, sino que es un editor de fotos que, además, almacena las creaciones. O sea que luego de usarla hay que apelar a algunas de las herramientas mencionadas más arriba para enviar el material. En síntesis, su uso puede ser resultar engorroso.

El hecho de que el sexting entre personas de todas las edades está en aumento evidencia que puede ser una práctica muy divertida. Sin embargo, hay que disfrutarlo con responsabilidad, en un marco de confianza y discreción que preserve la intimidad de quienes participan.