Decir lo que me gusta, desagrada o desconcierta parece ser el “secreto a voces” que se necesita para construir una sólida relación de amor. Es que se sabe que la comunicación es el principal reto, que a diario, enfrenta una pareja. 

Pero, cuesta y a veces es muy difícil. ¿Cuál es la razón? 

“Es porque la ventana abre espacios de vulnerabilidad ante el otro, y a veces, sin darnos cuenta invertimos tanta energía en una máscara o en un rol, o en un personaje, que es un riesgo tremendo el exponer los puntos débiles a la pareja”, explica Miguel Ángel Palacios, psicólogo que realiza psicoterapia humanista.

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Sin embargo, agrega, no hay otra forma de construir una comunicación verdadera y las relaciones de pareja como tal requieren que se hable de esa forma. 

Claro, pero en ese escenario entran las expectativas y los roles de hombre y mujer que se “esperan” o “aceptan” sin darle espacio a los cuestionamientos.

“La relación se obstaculiza cuando hay demasiadas expectativas sobre lo que supuestamente el otro debe hacer o ser. A veces, son tan altas o irreales que, inevitablemente, traen decepción y de paso, sucede que nos cuesta asumir que ése es nuestro error”, afirma. 

El problema, dice, estaría también en que se asume el mito y el rol de la media naranja, como si las personas estuviéramos incompletas y que el otro “debe completarnos” y hacerse cargo de nuestras carencias, miedos, penas, inseguridades.

“Para no caer en ese error existe el desarrollo personal. Demandar a la pareja que se haga cargo de mi sanación es un acto de no-amor con la pareja y crea relaciones de dependencia emocional, donde se asume un rol de dependiente y el otro, de satisfactor, que tarde o temprano se desgastará”, advierte Palacios. 

¿Qué decir?

Más que un “te amo”, la recomendación es enseñar al otro cómo te gusta ser amado y usar frases, tales como “me siento amado cuando me das un beso al llegar a casa”; “o cuando me cuidas y te preocupas por saber cómo estoy”. 

Pero, lo fundamental para la psicóloga Javiera de la Plaza sería hablar sobre la incondicionalidad, “te acepto”. “Verbalizar que la o lo quieres y aceptas como es. La incondicionalidad del amor creo que es una de las frases más potentes, pero tiene que ser dicha cuando realmente lo sientes y puedes ponerlo en práctica”, anima. 

Además, indica que sólo los psíquicos pueden ser adivinos por lo que la mayoría de las personas debe comunicar cuál es su opinión o postura frente a un tema. 

“Tenemos mundos y formas de socialización diferentes. Entonces, si no hablamos, la otra persona deberá relacionarse a través del ensayo y error o recurrir a la telepatía, y en estos casos, estás alimentando la frustración y el sentimiento de que no se es amado y hasta puedes llegar a pensar, ‘él no me quiere, porque si me quisiera, sabría lo que quiero’”, subraya la psicóloga. 

Por estos motivos, no hay que olvidar que estar en pareja implica estar abiertos a acomodarse mutuamente a las formas de ser del otro. “Es recomendable también ser tolerantes, honestos, asumir errores, donde el enseñarle al otro a amarme, puede ser una buena forma de encontrar acuerdo, siempre que haya afinidad con la forma natural que tiene el otro de amar. En este caso, comunicación es sinónimo de negociación”, opina el psicólogo Miguel Ángel Palacios.

¿Y si no lo digo?

Lo que ocurre cuando no se expresa ni se dicen “cosas amorosas”, aparte de erosionar la relación, según el psicoterapeuta, se generarán bloqueos emocionales, que son tan explícitos que se manifiestan en el cuerpo.

“Por ejemplo, aparecen corazas musculares que aprietan el pecho, o se contrae el diafragma, cortando el flujo creativo, sexual y la capacidad de disfrute. O bien, la garganta se bloqueada por temor a expresar lo que necesitamos decir a nuestra pareja”, alerta Palacios.

En definitiva, aparecen los malos entendidos por la mala o nula comunicación que terminan alejando a esas personas que, inicialmente, se juntaron para compartir y disfrutar la vida. 

Por eso, el llamado que hace Miguel Ángel Palacios es a mantener la relación bajo atención, disposición, comunicación, transparencia y equilibrio.

En ese sentido, la experta en asertividad Javiera de la Plaza aconseja también a aprender a quedarse callado, escuchar, tomar las cosas con mayor filosofía y sentido del humor. 

“No podemos olvidar que es tu derecho-deber informar o pedir lo que quieres. Pero también, es importante, reforzar positivamente a la pareja y aprender a reconocerle lo positivo, porque muchas veces los logros están sobre los defectos, para ello debe tirar a la basura, la sobre exigencia y las quejas”, reflexiona. 

Las 10 mejores frases

1. “Eres parte de mi vida y quiero cuidarte”.

2. “Me siento plena cuando me apoyas y celebras mis logros”. 

3. “Me siento amado cuando me escuchas y me preguntas detalladamente cada cosa que hago”. 

4. “Me gusta que me expliques cómo ves el mundo desde quién tu eres”. 

5. “Me encanta que me mires a los ojos y te sonrías”. 

6. “Te admiro por el cuidado y cariño incondicional que le entregas a nuestra familia cada día”. 

7. “Te acepto tal como eres y me encantas”. 

8. “Ya no voy cambiarte ni insistiré en que seas como yo quiero. Sé tu mismo, haz lo que deseas y yo estaré a tu lado”. 

9. “Quiero verte feliz, que disfrutes y goces de la vida”. 

10. “Te amo, te respeto y estoy contigo”.