Quiero compartir con mis lectores la gran noticia de que seré madre por tercera vez. Fue literalmente una gran sorpresa. Al principio lloré de alegría y de miedo. Fue inevitable que pasara por mi mente la triste experiencia de haber tenido a mi segunda hija en intensivo cuando nació. Además dije “Dios mío, si con dos está de madre, con tres estará de madre y más”, pero luego me calmé. Agradecí a Dios, con más calma y mucho más concentrada, por haberme dado de nuevo la oportunidad de dar vida.

Le comuniqué a mi esposo la gran noticia y no puedo describir su emoción, sabía que él quería otro miembro en casa, pero ese día no me quedo la menor duda.

Estoy muy feliz, pero bien agotada. Las que son madres me entenderán y los padres sabrán cómo se han puesto sus compañeras esos primeros meses.

Aún no se cuanto tiempo tengo. Tan pronto sepa les diré.
He recibido el cariño de toda mi familia y el de mis compañeros de trabajo. Ese apoyo es muy importante en momentos en que usualmente uno tiene días en los que se siente bien y otros en los que literalmente no nos huelen ni las azucenas.

Cuando compartí la noticia en mi cuenta de Facebook, escribí un estatus que podía sonar gracioso para unos y pesado para otros. Leía así: “Feliz porque voy a ser MADRE de nuevo. Las felicitaciones son bienvenidas, los comentarios como: ¿Otra vez? ¿Vas a cerrar fabrica?, entre otros, NO son bienvenidos. Así que pendientes al Blog ;). Gracias papá Dios por esta criatura.”

Si se preguntan por qué escribí eso, les cuento. En ocasiones las personas, aún los que nos quieren mucho, se meten en lo que no le incumbe. ¿A quién no le ha pasado? Coincidirán conmigo en que cuando una persona está sol@, todo el mundo le cuestiona porqué esta sol@, rápido inicia la presión. Que si te vas a quedar jamona, que si vas a vestir santos y ni hablar del posible sacerdocio de los hombres solteros.

Una vez se casan, la pregunta es “¿y cuándo va a crecer la familia?”. Tienes un bebé y en el mismo hospital, rodeada de globos y flores de felicitación, con un dolor intenso y lactando el bebé, llega la pregunta más inapropiada: “¿Le vas a dar un hermanito?” ¡Señores, eso no se hace! Pero bueno, le das al hermanito y otra vez en la misma escena del hospital viene el otro cuestionamiento metiche: “¿Cerraron fábrica? … porque la cosa está mala”.

He ahí la razón por la que escribí mi estatus. Cada cual debe buscar la felicidad en su vida y no entretenerse en ver qué hace o no feliz a una persona.

¡Pero bueno, a celebrar juntos! 

Los invito a que me sigan acompañando y ahora más en esta aventura de nueve meses y que continúen con sus comentarios.

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