Para Carla M. Cotto, esposa del famoso canastero Filiberto Rivera, el estar involucrada en el deporte es sinónimo de vida.  

La mujer de 34 años comenzó su pasión por los deportes cuando llegó a la escuela del Albergue Olímpico, donde entró para desarrollarse en el atletismo. Ya estando allí, Carla tuvo la oportunidad de probarse en todos los deportes habidos y por haber y, aunque en cada uno dejó lo mejor de sí, fue el taekwondo el deporte que más le apasionó.

“En séptimo grado comencé en el taekwondo y ya en octavo había hecho el Equipo Nacional. Tuve la oportunidad de hacer casi todo el Ciclo Olímpico, excepto unas Olimpiadas.  Mi debut fue en los Centroamericanos de Maracaibo Venezuela 1998, donde logré medalla de bronce, para los Centroamericanos San Salvador 2002 me llevé plata, en los Panamericanos Santo Domingo 2003 fui bronce, en los Centroamericanos de Cartagena 2006 alcancé plata y me retiré en los Centroamericanos Mayagüez 2010 con medalla de bronce”, explicó la atleta.

Luego del retiro, Carla practicó la disciplina del roller derby, pero no encontró lo que buscaba. Y, para el 2014, cuando dio a luz a sus gemelos Ayden y Jayden Rivera Cotto, la atleta sentía el deseo de regresar al deporte para entretenimiento y, sobre todo para volver a ponerse en forma. Ahí es que descubre su nueva pasión.  

“Tras el embarazo, engordé demasiado así que me dije que tenía que rebajar esas libras y ponerme en forma. Siempre he sido atleta y no podía estar sin hacer deportes ni ejercicio. Entonces una amiga que practicaba el flag football me invitó. Comencé para el 2015 y desde entonces no he parado”, aseguró la running back y line backer de las Isleñas de Cataño en la Puerto Rico Flag Football Federation (PRFFF).

Este deporte fue perfecto para Carla, ya que podía utilizar su poderío físico para destacarse.  

“Me llamo la atención que es un deporte rudo y yo soy una persona ruda. A mí me encantaba el fútbol americano, pues lo veo con Fili y, cuando fui conociendo de cerca el deporte del flag football me gustó porque lo entendía. También me gustó el compañerismo entre jugadoras”, explicó la jugadora, quien para el 2016 fue nombrada la Jugadora Defensa del Año.  

La jugadora lleva cuatro temporadas con las Isleñas de Cataño, equipo que ha logrado tres campeonatos consecutivos en la Liga, el último cetro lo obtuvieron tan reciente como el 24 de junio cuando vencieron contundentemente a las Patriotas de San Juan con puntuación de 21-0. En un futuro, Carla espera que este deporte pueda convertirse en una liga profesional y que sea una fuente de ingresos para las mujeres atletas que, como ella, aman ejercitarse y competir.

“Por el momento no recibimos paga pero, a medida que el deporte coja exposición, esperamos que se haga profesional porque tenemos más equipos que el Baloncesto Superior Nacional Femenino (BSNF). Esa es la meta que tenemos, pero no es fácil como está la economía.  Vamos poco a poco buscando una exposición mayor. Sabrá Dios si se convierta en profesional cuando ya yo no esté jugando y sea coach”, indicó Cotto, quien dice cuenta con el apoyo de su esposo. 

“Fili me ayuda mucho, tratamos de combinarnos. Él me complementa, pues entiende que soy atleta de toda la vida y que me gusta hacer ejercicio. Él ha sido capaz y maduro, no me pone límite. Nos apoyamos mutuamente, no hemos tenido ninguna dificultad”.

Sin dudas, el deporte ha sido, es y seguirá siendo la vida de esta atleta. Muestra de esto es su segunda aparición en el All Star Game de la PRFFF que se llevará a cabo el próximo sábado, 1 de julio en el parque Luis Osvaldo Reyes de Cataño.

“Estaré en este deporte hasta donde las piernas y el cuerpo me lo permitan. De verdad me gusta y no tengo límites. Esto es para largo”, culminó.