Para quienes ya han experimentado la emoción de otras actividades extremas, como lanzarse de un avión en paracaídas, recorrer por un zipline a cientos de pies de altura, o simplemente aman el mar y la aventura, puedan colocar en su listado de deseos o "bucket list" el "flyboarding", que consiste en levantarse a hasta 45 pies de altura sobre el agua.

Además de la emoción de "volar" sobre el mar, ofrece una vista maravillosa de la playa de Luquillo y los emblemáticos quioscos.

Artistas como Zuleyka Rivera y Ana Isabelle han sido algunas de las valientes que han experimentado la adrenalina del ejercicio.

El ‘flyboarding’ es una actividad que se practica desde el 2012 en los Estados Unidos y desde hace dos años, en Puerto Rico, y ha ido ganando adeptos. Consiste en subirse a una especie de patineta o base que tiene dos botines de tela en los cuales se introducen los pies y se ajustan. Esa base está conectada a un manga que por el otro extremo está conectada a un jetsky, del cual sale la presión que propulsa y eleva la patineta.

José Rodríguez, su esposa y uno de los hijos de la pareja, Yadiel, son quienes manejan el negocio familiar, que conlleva una inversión de cerca de $50 mil. La idea surgió cuando Rodríguez decidió retirarse de su empleo. Su hijo le sugirió establecer el negocio familiar, ya que había observado la actividad por internet.

“Quería algo diferente. Es algo impresionante, emocionante. En cierto modo es un deporte extremo, pero cuando lo ves en su esencia, no lo es”, explicó Rodríguez, con sumo entusiasmo, mientras su hijo se preparaba para ofrecer una demostración que incluyó piruetas.

La clientela se prepara con una explicación sobre cómo dominar el ‘flyboard’ —al doblar las rodillas y los tobillos— y cómo impulsarse hacia adelante, y cómo caer al mar adecuadamente. Proveen equipo de seguridad, que consiste en salvavidas y casco, y por un costo adicional toman fotos y vídeos que luego hacen llegar por correo electrónico.

Personas de entre ocho y 70 años, y de entre 80 y 400 libras de peso han realizado la actividad, mencionó Rodríguez, quien destacó que una de las mayores satisfacciones que ha recibido es la alegría que experimentó una persona con sobrepeso quien le confesó que por su condición no cuenta con muchas opciones de entretenimiento, por lo que ha viajado en más de una ocasión desde el otro lado de la Isla para disfrutar de esa sensación de libertad. “Lo que se necesita es voluntad”, afirmó el empresario.

(Para Horizonte / Alvin J. Baez)

(Suministrada)