Es un secreto a voces. En varias partes de la Isla hay puntos que se han convertido en “vertederos ” clandestinos de animales. Al amparo de la noche y con gran sigilo, aquellos que ya no quieren a sus perros y gatos abandonan a las que una vez fueron las mascotas de la casa.

Uno de estos tristes espacios es la playa conocida como Dead Dog Beach, en Yabucoa. Recientemente, el lugar fue la escena de un vil crimen más, pues hasta allí llegó “alguien” el miércoles antes del Día de la Constitución del ELA para deshacerse de una pobre perrita gravemente enferma. Para “limpiar” su conciencia, la persona la dejó dentro de una jaula, envuelta en una toallita.

Cuando la perrita fue descubierta, ya estaba deshidratada. Por si fuera poco, padecía de distémper, que es una enfermedad altamente infecciosa. Por todo ello, no hubo otro remedio que sacrificarla.

Debido a este penoso incidente, Chrissy Beckles, fundadora de la entidad sin fines de lucro The Sato Project, escribió una emotiva carta que pone de manifiesto su indignación ante la detestable costumbre de deshacerse de las mascotas, abandonándolas a su suerte.

A continuación –y con consentimiento de Chrissy–, traducimos la carta que, seguramente, hará rabiar a quienes como ella, también aman y defienden a los animales.

“Estimada dama o caballero:

Esta tarde, usted abandonó a su preciosa perrita en Dead Dog Beach, envuelta en una toalla y dentro de una jaula. Infiero que la dejó allí como quien arroja basura porque sabía que nosotros (The Sato Project) nos haríamos cargo de ella.

Por alguna razón inexplicable, usted escogió botarla, en lugar de llevarla a un veterinario, donde hubiera recibido atención médica de emergencia. Pero, usted bien sabe que el momento de haberla llevado al médico ya había pasado hace tiempo y que su perrita había llegado a un punto en que ya no tenía remedio.

Su cuerpito estaba deteriorado por dentro y por fuera. Tenía distémper. Nada de esto pasa de la noche a la mañana; sus lesiones y su enfermedad tardaron tiempo en desarrollarse. Usted tiene que haberla visto sufrir y, por los motivos que fuera, decidió que hoy (miércoles, 24 de julio) era el día (de abandonarla).

Quizás usted iba camino de alguna parte, preparándose para celebrar el Día de la Constitución de Puerto Rico (sic) mañana, y su perrita era un estorbo. Usted escogió el día de hoy (para deshacerse de ella).

Tal vez, usted visita nuestra página (en Internet) y lee nuestros mensajes, y por eso pensó: ‘The Sato Project se encargará de ella; eso es lo que ellos hacen’.

Con toda seguridad, usted piensa que tenemos una cuenta de banco ilimitada, una clínica veterinaria vacía y la fortaleza emocional de una piedra; o sea, que no tenemos sentimientos.

Permítame explicarle que usted y su cobarde comportamiento afectan a nuestro equipo. Ivette, nuestra coordinadora de playa, es casi siempre la persona que hace los descubrimientos (de mascotas abandonadas). Ivette es maestra en una escuela de su comunidad. Quizás, usted estudió en la escuela donde ella da clases o sus hijos estudian allí.

Ella encontró a su mascota y me llamó. Me hablaba, anegada en llanto, mientras le daba de comer y de beber a su perrita. El animalito rehusó ambas cosas.

Yo estoy aquí, en Nueva York, sintiendo rabia y desesperación, mientras veo las fotos de su perra en su jaula, en la playa. Nuestro programa no da abasto, no hay más espacio en la clínica y nuestras cuentas veterinarias son astronómicas. Pero no quise tomar una decisión (sobre el destino de la perrita), basándome en esos criterios y llamé a nuestra veterinaria, la Dra. Bianca Aguirre-Hernández, quien pidió que, de inmediato, le lleváramos el animalito. A esas alturas, ya ella no podía caminar ni quería comer ni beber. Su estómago estaba hinchado, distendido y pensamos: ‘¿Estará preñada?’.

Mientras se examinaba, decidimos llamarla Gaia, como la diosa de la Tierra.

Todo el personal de la clínica veterinaria se horrorizó al verla (por lo mal que estaba). Entonces, Bianca me dio el diagnóstico: su perrita estaba inválida porque padecía de enfermedad intervertebral de los discos, una condición que requiere atención y cirugía de emergencia. Pero, ya usted lo sabía.

Su perrita también padecía de distémper y ya estaba exhibiendo señales neurológicas, síntomas obvios... y dolorosos. Además, su vejiga estaba hinchada y padecía de incontinencia. Posiblemente, otra de las razones para botarla como basura.

No se puede operar a una mascota con distémper, mucho menos a una en el estado avanzado de Gaia, así que su pronóstico no era nada favorable. Pero, usted ya lo sabía... y permitió que su animalito sufriera indecible incomodidad y dolor.

Bianca me dijo que no había otra cosa que hacer por Gaia que no fuera sacrificarla humanitariamente. Estoy segura de que usted ya lo sabía, cuando se tomó el tiempo para guiar hasta un paraje desierto, lejos de la civilización, para abandonarla en la playa.

Y me pregunto, ¿en qué pensaba usted en esos instantes? ¿Lloró? ¿Se despidió de su perrita? ¿O, simplemente, la arrojó como un despojo?

Dicen que lo que para uno es basura para otro es un tesoro. Usted decidió que su perrita era basura... sin embargo, todos nosotros la atesoramos.

Solo conocimos a Gaia por un par de horas, pero puedo asegurarle que por esos breves instantes con nosotros ella conoció más amor y bondad de lo que usted le prodigó en su corta vidita.

Al final, Gaia fue tratada con dignidad y liberada de su inmenso suplicio. Yo tuve que tomar la decisión  (de sacrificarla) y, créame, nunca, nunca se me hace fácil. Lloro cada vez que una mascota tiene que ser sacrificada y me persigue el recuerdo de aquellos a los que siento que les fallé. Nunca olvidaré la imagen de Gaia lastimosamente acostada en su jaula, con ojos que imploraban que alguien pusiera fin a su pesadilla.

Nuestro grupo siente mucho coraje. Mientras usted disfrutaba de su día libre, no hacíamos más que pensar en Gaia y nunca la olvidaremos.

Con todas las fuerzas de mi ser siento que usted va a leer esto. Podría llamarlo por todos los nombres que hay bajo el sol y hasta amenazarle... pero usted no vale la pena. Me rehúso a invertir más tiempo y energía, odiándole. Usted es débil y nosotros somos fuertes. Usted es cruel y nosotros somos compasivos. Lo que usted hizo fue brutal e inmoral. Pero, eso ya usted lo sabía.

Usted es quien tiene que vivir con sus acciones, quien tiene que mirarse al espejo, sabiendo lo que hizo. Nosotros tenemos suficiente amor y valentía en nuestros corazones para seguir con nuestra labor y hacerlo con nuestras cabezas bien en alto”.

Chrissy Beckles, Fundadora, The Sato Project

Más sobre The Sato Project

Esta entidad sin fines de lucro, lleva más de seis años luchando por mejorar la situación de los animales realengos en Puerto Rico y promoviendo la esterilización y la tenencia responsable de mascotas.

¦ La organización se dedica a socorrer, curar, rehabilitar y dar en adopción a perros y gatos abandonados en playa Lucía, en Yabucoa, conocida entre los locales como Dead Dog Beach.

¦ The Sato Project fue reconocida por Ángel “Papo ” García, quien fuera alcalde de Yabucoa, como el grupo oficial de rescate de animales de playa Lucía.

¦ El grupo asiste y colabora con otras organizaciones de rescate de mascotas en Puerto Rico.

¦ La entidad tiene como lema “Luchamos por los perros de Puerto Rico para que ellos no tengan que hacerlo”.

¦ La organización tiene un grupo de voluntarios que se dedican a monitorear Dead Dog Beach para poder rescatar a los animales abandonados en la misma.

¦ Recientemente, The Sato Project estrenó su primer santuario de animales de Boston, Massachussetts, para acoger y dar en adopción allí a los animales que rescatan en la Isla.

Más información Para hacer donativos a The Sato Project o para colaborar con la entidad con comida o brindando hogar temporero a las mascotas, visita www.thesatoproject.org o The Sato Project en Facebook.