En gatipaz y perriarmonía
Con la ayuda de sus guardianes, perros y gatos pueden establecer una tregua para una feliz coexistencia

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 14 años.
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La frase es supertrillada, sí, pero todos la usamos a menudo porque nos sirve para ilustrar cuando dos personas no disfrutan la mejor de las relaciones: “Se llevan como el perro y el gato”, solemos decir.
Más aún, el tema ha sido terreno fértil para numerosas películas e incontables dibujos animados en los que el perro persigue al gato y el gato se desquita, haciéndole increíbles -y muy astutas, hay que decirlo- maldades al can.
Sin embargo, una tregua entre estas dos especies tan diferentes sí es posible, como bien lo pueden atestiguar los miles de guardianes con felinos y caninos que se llevan superbién y que, a veces, no sólo duermen juntos, sino que hasta comen del mismo plato o se amamantan unos a otros.
Desde luego, lo que aseguran los estudiosos en la materia es que la capacidad para llevarse bien descansa, principalmente, en las experiencias que los gatos y los perros hayan podido tener entre ambos antes de conocerse. De modo que es dable pensar que si ni el uno ni el otro han sido hostigados por su contraparte, una relación llevadera -y hasta amorosa- es más que posible.
Por todo ello, nos animamos a compartir con todos estos 10 consejos para lograr que nuestras mascotas, aunque de diferentes especies, puedan vivir tranquilas, felices y seguras bajo un mismo techo.
Maneras ingeniosas para promover la convivencia entre perros y gatos
Como todas las cosas que valen la pena en la vida, la unión de estas mascotas tan disímles requiere de tu compromiso y dedicación. Estos consejos pueden ayudarte.
1 Lo ideal es que ambos, pero y gato -o, en su defecto, por lo menos uno de ellos-, sean bien jovencitos. Esto es así porque los cachorritos y los gatitos bebés no han tenido tiempo, todavía, de experimentar situaciones desagradables con sus potenciales contrincantes. Por ende, las probabilidades de se relacionen jugando, sin malicia, son mayores.
Para ayudarlos a desarrollar sus lazos afectivos, prémialos en el momento preciso. O sea, mientras están jugando sin agresividad o cuando estén recostaditos juntos. Y nunca lo hagas cuando el cachorro le esté ladrando al gatito, por ejemplo, o el gatito le esté echando un zarpazo al perrito. Y en cuanto veas que el gatito no quiera jugar más o el perrito juegue bruscamente, sepáralos.
Más aún, nunca los dejes jugar solos, sino siempre supervisándolos para que puedas intervenir en el momento exacto.
2 Si desde el principio estás decidido a tener perros y gatos juntos, de ser posible, procura verlos interactuar entre sí antes de adoptarlos. Sus primeras reacciones te dirán cuántas probabilidades hay de una sana convivencia, pues un gatito que, desde el primer momento, exhibe temor hacia un perro no se debe forzar a vivir con él.
En este renglón, a un gato de la calle se le hará más difícil (aunque no necesariamente imposible) acostumbrarse, pues, probablemente, ya habrá tenido experiencias negativas con los canes.
3 Ayúdalos a socializar, pero poco a poco. Tu primer esfuerzo debería centrarse en acostumbrar a cada cual a la presencia del otro dentro de la casa y, luego de un tiempo, a asociar al otro con cosas buenas. Por ejemplo, cuando el gato esté en una habitación y el perro entre, acaricia al felino y dale su bocadito favorito o entretenlo con su juguete predilecto. Haz lo mismo con el perro.
En todo momento, háblales en tonos suaves y cariñosos. Recuerda que los animales son superperceptivos y, en este caso, tu paciencia será la clave para que aprendan a llevarse bien, pues ellos podrán sentir tu enojo o frustración y también se enervarían.
Como medida de seguridad, durante los primeros encuentros, mantén a tu perro con su collar y correa de pasear para que puedas separarlo del gato en caso de emergencia.
4 A algunas personas les funciona utilizar algún tipo de barrera que les permita a ambos animales estar “juntos, pero no revueltos”. Para estos casos, resultan muy útiles las verjitas que se usan para impedir que los niños se salgan de una habitación. También, puedes optar por poner al uno o al otro en una jaulita o kennel, para que puedan verse y olerse, pero si necesariamente tocarse.
5 Adjudícale un espacio a cada mascota y tómate el tiempo para compartir con cada una en su lugar especial. Ese sitio será su refugio, literalmente, cuando quiera escapar de su roommate y nunca deberá ser invadido por el otro.
6 Otra forma muy práctica y sencilla de acostumbrar a un animal a la posible presencia de otro es por medio del aroma de cada cual. Esto se logra fácilmente con un pañito, un juguete o una camita impregnada con el olor del perrito, por ejemplo, y poniéndola al lado del platito de comida del gato. Después de unos días, frota el artículo sobre el gatito para que sus dos “fragancias” se entremezclen. Haz lo mismo con el perro. Esto hará que su primer encuentro “en persona” sea menos traumático.
7 Los gatos son sumamente particulares, como bien saben todos los guardianes de felinos, y sus cajitas de arena son sus “tesoros”, por así decirlo. De modo que para que el perro nunca tenga acceso a la misma, ubícala en un lugar en donde el perro no alcance o no pueda entrar. De paso, estarás previniendo el mal habito que adquieren algunos canes de comerse las heces de los gatos.
8 Periódicamente, recorta las uñas del gato para que, en caso de estrés o si se asusta, no le pueda hacer daño al perro. Otro recurso muy útil son unas cubiertas que se ponen por encima de las uñas de los felinos -como unos forritos que se adhieren con pegamento y duran como ocho semanas-, que evitan que puedan arañar personas, mascotas o muebles con las mismas.
9 Sírveles la comida en lugares diferentes de la casa. Esto porque, entre otras cosas, muchos perros pueden resultar alérgicos a la comida de los gatos y nadie necesita diarreas caninas a las 2:00 a.m. De otra parte, la comida canina no tiene los valores nutritivos necesarios para los gatos. Con esto, lo que mejor resulta es lo mismo que con la cajita de arena: pon la comida del gato donde sólo el gato pueda alcanzarla.
10 No pretendas que se adoren el uno al otro. Eso sería lo ideal y aquellos que lo logran con sus perros y gatos disfrutan de momentos verdaderamente tiernos, viendo cómo ambas especies pueden llegar a quererse. Pero, en el peor de los escenarios, confórmate con que se toleren para que todos puedan vivir juntos y tú puedas disfrutar de cada cual a tu antojo.
Fuente: www.care2.com
Si ellos pudieron hacerlo, ¡tú también puedes lograrlo!
Muchos “Mascoteros” -como se autodenominan los fans de Tus Mascotas en Facebook- han conseguido que sus perros y gatos no sólo se lleven bien, ¡sino que se adoren!
El gatito Jordan y la perrita Chari -ambos de Wilmy Medina- se quieren tanto que hasta duermen juntitos.
En el hogar de “La Mascotera” María Vázquez, las escenas de amor entre perros y gatos son cosa de todos los días. En esta foto, vemos a su gato Zeus echándole una patita a su perrita Melody.
En ocasiones, el amor entre perros y gatos puede más que los mandatos de la Naturaleza. Tal es el caso de la perrita Zuly, que sin haber dado a luz, pudo amamantar a la gatita Lady. Ambas son hijitas de Dyanna Valle.
Para no quedarse atrás, siempre que puede, la gatita Esmeralda -también de María Vázquez- busca la compañía de la perrita Melody.
El gato Zeus también reparte su cariño. Aquí lo vemos con el perrito Onyx, merendando juntos.