“¡Me voy, me voy, que la guagua llegó!”. Si pudiera hablar, eso es lo que diría una perra Labradora llamada Eclipse, que apenas puede esperar todos los días para que su guardián la lleve a uno de los muchos parques para perros que hay en Seattle, en el estado de Washington.

Como se infiere por su nombre, Eclipse es prietita como la noche más oscura. Su temperamento es alegre y juguetón, y tiene unos modales estupendos, razón por la cual es muy bien recibida en todos los transportes urbanos de la ciudad que todos llaman la “esmeralda del Pacífico del Noroeste”. Cabe señalar, sin embargo, que Seattle es harto conocida por permitir la presencia de mascotas –principalmente, perros– en prácticamente todos los lugares públicos y en infinidad de sitios privados.

El caso es que Eclipse está acostumbrada a que su guardián la lleve todos los días a un parque de mascotas que queda como a tres o cuatro paradas de guagua de su casa, donde los perros pueden correr y jugar sin traílla, siempre que estén debidamente vacunados e identificados, y supervisados por sus guardianes.

Pero, sucede que el guardián de Eclipse fuma y, a veces, la guagua llega cuando el hombre todavía está disfrutando de su cigarrillo. Entonces, Eclipse, ni corta ni perezosa, se va ella sola hasta la parada. Allí, los choferes le abren la puerta del autobús y ella entra, busca un asiento y se sienta, siempre cerca de una ventanilla y, a veces, entre gente desconocida. De hecho, no son pocos los pasajeros habituales de esa ruta que reportan que Eclipse se pasa todo el trayecto, mirando por la ventana, bien pendiente del recorrido para no perderse la parada del parque. 

Así, cuando llega a su destino –que, obviamente, el animalito fácilmente reconoce–, ella se va a la puerta, le abren y se baja solita.

Eclipse juega a su antojo en lo que su guardián llega, minutos más tarde, para supervisarla. Y como todos ya la conocen –tanto en la ruta de las guaguas como en el parque–, velan por ella en lo que su humano se presenta.

Personal de la compañía Metro Transit, que opera las guaguas públicas en Seattle, ha asegurado en numerosas ocasiones que para ellos es un placer poder prestarles este servicio a todos los perros y a Eclipse en particular.

Esta es solo una prueba más de que Seattle es una de las ciudades de Estados Unidos que más “pet friendly” es, por lo que periódicamente allí surgen más y mejores oportunidades para que los guardianes de mascotas puedan disfrutar con ellas con menos limitaciones.