Ingo, Sabrina, Puss y Manchita fueron quienes los adoptaron a ellos. Nos referimos a la cantante Tisuby y a su esposo Gabriel.  Tres de las cuatro mascotitas de la pareja se presentaron, cada una por su cuenta, en el hogar de la artista y todas se quedaron porque… pues, ¡porque no podría haber sido de otro modo!

Tisuby es de nacionalidad venezolana, pero lleva un poco más de una década radicada en Puerto Rico. Sus pasiones de toda la vida han sido dos: la música… ¡y los animales! “Empecé a cantar desde los seis o siete años clases”, dijo, “y también estudié violín en el conservatorio de música de San Felipe Estado Yaracuy, en Venezuela”.

La cantante llegó a la Isla en el 2003 como parte del dúo Tisuby y  Georgina. “Vinimos con Líderes Entertainment Group y cantamos con Wisin y Yandel. Mucha gente, ahora que canto en vivo en el pub Kantares y en el quiosco #21 de de Luquillo, se acuerdan de esa canción, que se titula ‘Una llamada / Por qué no’”.

Y ahora que Tisuby, como solista, ha lanzado su nuevo sencillo “Mi otra mitad”, lo que ha captado la atención de incontables amantes y defensores de animales es que, además de una encantadora y pegajosa melodía, y la aterciopelada voz de la joven intérprete, la canción tiene un hermoso vídeo y el coprotagonista del mismo no es otro que, ¡su perrito Ingo!

“Buenas, vengo a que me adopten”

“Ingo llegó a nuestras vidas hace cuatro años y Sabrina hace un año y medio más o menos”, relató Tisuby.  El perrito llevaba varios meses por el vecindario y entre todos los vecinos lo alimentaban y velaban por él. De hecho, cada familia le tenía un apodo diferente. “Ingo me venía a visitar aquí, a mi casa, pero no tenía collar. Estaba bien flaquito”, rememoró Tisuby. Por ello, no estando seguros de que el animalito pudiera tener un hogar fijo, y como en muchas urbanizaciones es común que los perros y gatos se paseen solos por los vecindarios, Tisuby y su esposo no se atrevían a recogerlo. “Teníamos a nuestro gato Puss, que se llama así, como el gatito con botas, porque tiene unas botitas blancas en las dos patitas traseras y son idénticas”, dijo la joven.

Una de las cosas que más preocupaba a Tisuby sobre Ingo era que “yo veía que los carros lo esquivaban a él, pero él no esquivaba los carros. Temía que lo fueran a pisar”, recordó con un dejo de angustia en su voz. Los días pasaban y “me fui enamorando más y más de él”, confesó la joven. Por ello, cuando un día, después de unas fuertes lluvias, Ingo se metió en casa de Tisuby, todo enchumbado, a protegerse del diluvio, ¡se quedaron con él! “Entró por la puerta grande”, expresó Tisuby… y ya no salió nunca más.

Ingo, el escapista

“Acostumbrado a su vida de callejero”, continuó explicando Tisuby, “aunque le pusimos una reja altísima, ¡él la brincaba! Es un corredor superágil y escurridizo, se escapaba y se escapaba…”.  Sin embargo, la joven cayó en cuenta de que las fugas de Ingo ocurrían, invariablemente, cuando ella y su esposo no estaban en casa.  “Ingo se iba a casa de mi suegra, que vive casi al lado, y era buscando cariño. ¡Es que es tan amoroso!”.

Para paliar la soledad del animalito, ya que, aunque quisieran, ellos no pueden estar con su perrito las 24 horas del día, optaron por buscarle una perrita como compañerita. “Le conseguimos a Sabrina, que nuestra veterinaria nos la dio en adopción.  Vino esterilizada y vacunada, y desde el primer día entró y parecía que siempre hubiera estado aquí”. Los dos perritos se llevan muy bien “y juegan un montón”.

Nace un “perriartista”

Además de su esposo y sus mascotas, hay tres cosas que nunca están fuera del alcance de Tisuby: su guitarra y papel y lápiz. Siempre está cantando, escribiendo, componiendo… Y un buen día, tanto ella como su marido cayeron en cuenta de que el ágil y astuto Ingo sería el coprotagonista ideal para el tema de “Mi otra mitad”.

“La idea del vídeo fue de mi esposo”, aclaró Tisuby, “y yo la desarrollé.  La canción ya estaba escrita y pensamos que no habría mejor recuerdo (de Ingo) que este, de un perro tan y tan bello,  fiel y amoroso. No la compuse pensando en él, ¡pero le cayó como anillo al dedo!”.

El vídeo de “Mi otra mitad” sorprende por su calidad profesional, no solo en lo que se refiere a música y voz, sino por las imágenes. Y es que,¡se trata de un vídeo casero! “Compramos una cámara y empezamos a grabar aquí”. Y, a pesar de que hay varias escenas en exteriores, “casi todo lo grabamos en el patio de la casa. Hace dos semana salió el video al mercado y ya la canción está a la venta en iTunes,  en amazon.com y en CD Baby, y también va a estar en Spotify”, señaló Tisuby. Como parte del proyecto musical –producido por Pepe Ojeda, pero grabado y editado por ella misma–, hay una segunda canción que se titula “Ser feliz” y en ella “también salen animalitos”, apuntó Tisuby.

Para los amantes de las mascotas, lo más divertido de “Mi otra mitad” es que Ingo sale “actuando” superbién en el vídeo y aparece en el mismo de principio a fin. No hay ni una sola escena en la que el perrito no se destaque. Y para los que, al verlo, crean que tras las cámaras hubo algún entrenador de perros, les aclaramos que, ¡nada que ver! Todo lo que Ingo hizo, lo hizo por amor. Y todas las escenas en las que lo vemos pegoteado a Tisuby y tocándola con la patita, pidiéndole cariño, son reales porque este perrito es así de amoroso todo el tiempo.

Su gran ilusión

Una de las metas de Tisuby es poder participar en algún evento dedicado al bienestar de los animales. “Para mí, sería un honor hacer un concierto y ayudar a recaudar dinero para los animales necesitados,  y estoy disponible para ayudar a las entidades sin fines de lucro que me necesiten“, dijo. “Quiero hacer todo lo posible por mostrar la sensibilidad  de los animalitos y esa felicidad que siente uno cuando comparte con ellos, que son seres tan llenos de paz; que nada más de tocarlos, uno se siente bien. Y esa sensibilidad de Ingo hacia mí y cómo él me trata… ojalá más personas valoren esa compañía”, acotó.

Más información Para más información sobre Tisuby e Ingo, visita http://www.tisuby.com