FINAL FELIZ: Mi dulce vida
Este animalito sufrió mucho, pero, al final, la vida le premió con el amor incondicional de una guardiana compasiva
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 10 años.
Presentado por
PUBLICIDAD
Me llamo Algodón de Azúcar y estoy aquí para dar fe de que mami Rosa es un ángel. Ella me encontró maltratado y escondido detrás de un carro y, sin pensarlo dos veces, me adoptó y curó las heridas de mi cuerpo y de mi alma. Ella es mi felicidad y yo la adoro. ¡Gracias, mamita linda!
En esta noticia: