El parque, la acera, el patio, incluso la casa de sus amigos que también tienen mascotas: hay múltiples escenarios en los que su animal de compañía puede contagiarse con parásitos que le harán daño a él y podrán enfermarlo a usted también. Cuando esto sucede, se trata de un caso de zoonosis: enfermedades infecciosas transmisibles de animales a humanos.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, hay al menos 174 enfermedades zoonóticas de importancia, de las cuales el perro -la mascota más común- es capaz de transmitir hasta 53.

El riesgo de enfermedades compartidas valida el argumento de la Sociedad Mundial para la Protección Animal (WSPA) que asegura que “brindar a sus mascotas los cuidados veterinarios adecuados para combatir los parásitos zoonóticos no solo le permitirá tener bienestar a ella sino que también puede evitar brotes de enfermedades en humanos”, según explica el especialista Juan Carlos Murillo, coordinador veterinario de manejo de desastres de la WSPA.

El doctor Murillo advierte que cualquier animal puede transmitir parásitos y otras enfermedades, pero se hace énfasis en los perros y los gatos “que son parte de nuestra familia”.

La forma más común de contagio de los parásitos es por la introducción en la boca de algún objeto contaminado (juguetes, tierra, arena, alimentos, agua), aunque también hay parásitos que pueden penetrar la piel.

En casos extremos, las zoonosis pueden tener efectos nefastos en la salud de las personas, que van desde la invasión de órganos vitales con larvas, hasta la ceguera e incluso la muerte. El riesgo es mayor cuando la mascota convive con niños, pues estos tienen prácticas de higiene menos rigurosas y no miden el peligro de compartir, por ejemplo, los juguetes con el perro o gato.

Sin embargo, los parásitos pueden ser fácilmente controlados y no representar ningún riesgo para la población general. Prevenir es lo ideal, es fácil y muy económico.

La tarea, entonces, es tomar las medidas preventivas y de acción inmediata, comenzando con los cachorros. Se deben desparasitar cada vez que se vacunan, siguiendo el esquema básico recomendado por su veterinario.

La desparasitación debe comenzar a los 15 días de edad, con repeticiones cada 15 o 22 días hasta los tres meses. Y aquí es donde comienzan los descuidos. Es un error detener las desparacitaciones cuando la mascota crece. Las medicaciones preventivas se deben hacer al menos cada tres meses por el resto de la vida del animal, pues sigue en riesgo de enfermarse aun siendo adulto.

Aunque el contagio se puede prevenir, es difícil evitarlo por completo. Por eso, es importante monitorear la mascota para detectar posibles señales de parásitos.

Algunos de los principales síntomas son pelo erizo o parado (hirsutismo), pelo quebradizo, abdomen abultado, pérdida del apetito, hinchazón debajo de la mandíbula y hacia el cuello, diarreas, vómitos, adelgazamiento, infecciones en mucosas oculares (conjuntivitis purulentas), depresión y somnolencia.