Un estudio realizado por Gregory Berns, profesor de neuroeconomía en la Universidad de Emory en Estados Unidos, reveló cómo trabaja el cerebro de los perros y sus similitudes con el cerebro humano. La conclusión fue: “los perros también son personas.”

Durante años, se entrenaron perros para poder realizarles despiertos un escáner por resonancia magnética para determinar cómo funciona su celebro. La primera dificultad fue conseguir que soporten los ruidos de las pruebas, pues normalmente se les anestesia, y si eso ocurría no se podía estudiar la percepción o la emoción de la mascota.

Después de varios ensayos, se obtuvieron los primeros mapas de actividad cerebral. En experimentos posteriores se determinó qué partes de su cerebro distinguían los olores familiares y no familiares de perros y humanos.

Si bien el estudio está en sus inicios, manifiesta que existen similitudes entre los perros y humanos en cuanto a la estructura y el funcionamiento de una zona del cerebro llamada núcleo caudado, encargado de anticipar las cosas que nos van a gustar.

El veterinario Enrique Tello opina: “ya se sabía que ante estímulos puntuales se activan áreas límbicas del cerebro en los caninos. Sin embargo, no se conocía con claridad que zona era. Pavlov ya en 1900 formula la tesis del reflejo condicionado, es decir, a un estimulo hay una reacción y esto lo revela el estudio pero en otro nivel. Se demuestra que ante ciertos estímulos los animales reaccionan, son consientes y manifiestan emociones”.

Tello agrega que Charles Darwin observó que los animales tenían un extenso repertorio de emociones, y que su manera de expresarlas colaboraba en la supervivencia de la especie.

Sobre el estudio, el veterinario José Luis Díaz comenta que ha crecido el interés por atender los problemas de comportamiento en las mascotas. “La domesticación, desde sus inicios, ha sido una maniobra humana para cubrir sus necesidades. Se reconoce que los perros experimentan emociones positivas, como el amor y el apego y que tiene un nivel de sensibilidad comparable al de un niño. Esto no debe alentar a los propietarios a criar a sus mascotas como niños, hay que respetarlos según su naturaleza y cómo se organizan en su estructura jerárquica social, para evitar problemas de comportamiento.”