Bueno, por si acaso, que pa’ acá no venga porque yo me llamo Coco y no quiero que me pegue un ñaqui. Tengo seis mesecitos y gracias a Dios estoy con mi familia desde los dos meses. Tristemente, cuando era un bebito, una persona envidiosa me dio un dulce envenenado y como yo era bien inocentito, ¡me lo comí! Estuve 19 días hospitalizado, pero gracias a las  oraciones de mi papá y sus amigos al Divino Niño Jesús, ¡me salvé! Ahora, soy más alegre y más  travieso que antes y hasta  me quieren cambiar el nombre a “Tormenta”, ja, ja, ja.