Los perros son seres curiosos y fascinantes. Por un lado, parecen tener tantas cosas en común con nosotros: les encanta comer y dormir, que los rasquen, que les demuestran cariño. Pero, por otro lado, tienen comportamientos que nos dejan con la boca abierta, incapaces de entender por qué hacen esto o aquello.

A continuación aclaramos algunas dudas.

Persiguen el rabo

Muchos expertos en psicología canina coinciden en que este comportamiento, que raya en lo obsesivo -compulsivo, casi siempre es producto del aburrimiento y la falta de socialización. Un perro que dé un buen paseo diario, que constantemente reciba estímulos positivos y que comparta mucho con sus humanos y otros perros, difícilmente se dedicará a perseguir su propia cola. Por otro lado, si la gente acostumbra a reírse cuando un perro hace esto, el animalito podría acostumbrarse a hacerlo precisamente para llamar la atención.

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Tragan casi sin masticar

En estado salvaje, los cánidos no saben cuándo se les presentará la oportunidad de cazar otra presa. Además, cuando un animal está comiendo, es muy susceptible al ataque de otro depredador.

Por tanto, su instinto le provoca comer velozmente para: comer la mayor cantidad de alimento posible, y permanecer en una postura indefensa el menor tiempo posible. Si a esto se suma que, durante su infancia temprana, el animal haya tenido que competir mucho por su comida, se tragará sus alimentos como una vacuum cleaner.

Muerden lo que no deben

En los cachorros, el acto de morder tiene la misión de fortalecer sus quijadas y aliviar las molestias de la dentición. Pero, cuando este comportamiento prevalece durante la adultez, probablemente es porque el perro necesita calmar su ansiedad debido a que no se ejercita lo suficiente, no recibe la estimulación mental adecuada, o no ingiere la fibra necesaria. Como al masticar se secretan endorfinas, el perro se calma mordiendo todo lo que encuentre para aliviar su estrés.

Insisten en treparse en los muebles y las camas

Dondequiera que te sientes o recuestes, el amoblado tendrá un fuerte olor a ti, sobre todo si se trata de muebles forrados en tela (si te fijas, esto raras veces ocurrirá con muebles de madera, de metal o de cemento). En su afán por estar más cercanos a ti, los canes harán todo lo posible por yacer en los lugares que tengan tu fragancia. Por otro lado, ellos saben que esas cosas son más mullidas que el piso y, ¿a quién no le gusta eso?

Comen hierba

Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero hay dos teorías que prevalecen. La primera es que la hierba es una buena fuente de fibra y que su contenido de clorofila ayuda a la digestión. La segunda es que es un comportamiento atávico, nuevamente, herencia de los lobos. De acuerdo con esto último, si un cánido come algo que le provoca náuseas, al ingerir hierba, esta se mezclaría con la sustancia ofensiva para provocar el vómito y, así, deshacerse de la misma. Lo cierto es que, aunque no hayan ingerido algo que les haya caído mal, cuando sienten el estómago revuelto, los perros, instintivamente, comen hierba.