La semana pasada, Rafael Rojas, director y fundador de Teatro Coribantes, le dijo adiós para siempre a un amigo.  Al Flaco más flaco, un perro sato que nunca abandonó a su amigo Calígula y lo acompañó hasta el momento en que dio su último suspiro.

El viernes pasado el Flaco más flaco fue adoptado y, para hacerlo oficialmente, se organizó una sencilla y hermosa ceremonia en el Teatro Coribantes. Leticia González de la organización Corazón al Rescate, adoptó al perro, quien de ahora en adelante llevará por nombre Kokoro, que en japonés significa corazón. 

Según contó Rafael Rojas, el Flaco más flaco es un perro especial. Todo comenzó en el 2007, con Calígula, un perro realengo, familia de Labrador, que pasó a ser un miembro de la familia de Coribantes. Se le puso por nombre Calígula, porque era la obra que estaba en cartelera. Aunque siempre se le conoció por Cali. 

Rafael Rojas y Kokoro. (Suministrada)
Rafael Rojas y Kokoro. (Suministrada)

“Era bien amoroso, pero también muy exigente, nunca aceptó a ningún compañero en su territorio. Hace varios meses llegó un perro flaco, muy flaco, y comenzó a pasearse por los alrededores del Teatro. Y se hizo amigo de Calígula, ¿Cómo sucedió?, es un misterio”, aseguró Rojas.

El 29 de agosto de este año, 10 años después de la llegada de Calígula, fue un día muy triste, para todos los miembros de Coribantes. “Calígula, que venía padeciendo un cáncer, no podía caminar más. Ese día, su amigo, el Flaco más flaco, ladró a todo pulmón avisando que Calígula ya no podía más. Luego de varios intentos y llamadas a diferentes clínicas veterinarias se consiguió que Paseos Veterinary Center nos diera el servicio de recoger a Cali, llevarlo a la clínica y darle la eutanasia o como se dice ‘ponerlo a dormir’, para que ya no sufriera más”, recordó Rojas.  

Pero algo sucedió, cuando se llevaban a Calígula, el Flaco más flaco comenzó a ladrar para que no se llevaran a su amigo. Como no se le hizo caso, se trepó en la guagua donde iría Calígula y no hubo quien lo bajara. Quería estar con su amigo.  

Calígula. (Suministrada)
Calígula. (Suministrada)

Según relató Leticia González, quién era la encargada de recoger a Calígula, nunca había visto una prueba de amistad tan grande.  Narró que se emocionó y hasta derramó lágrimas al ver al Flaco lamiendo a su amigo en la cabeza, como dándole esperanza de que todo iba a estar bien.

“Ante esa escena, ella decidió llevarse con ella a Calígula y al Flaco, pues él no quería bajarse de la guagua. Una vez en la Clínica, el Flaco jamás se separó de su amigo. Leticia al ver un amor tan incondicional, le prometió a Calígula que no se preocupara pues ella no iba a abandonar a su amigo el Flaco. Allí se mantuvo hasta el momento final”, narró Rojas. 

Todo el mundo se conmovió. El personal de la clínica veterinaria quedaron tan impactados al ver el amor tan grande entre estos canes, que entre todos, pagaron las pruebas, vacunas y esterilización del Flaco. 

Ese día, Leticia se llevó al Flaco para su casa y puso en su página de Internet que estaba para adopción, contando a su vez, la historia de amor que había visto entre los dos perros. 

Leticia y Kokoro. (Suministrada)
Leticia y Kokoro. (Suministrada)

“Muchas personas quisieron adoptar al Flaco, hasta de Estados Unido e incluso de Costa Rica le pagaban el pasaje para llevárselo. Finalmente, Leticia decidió quedarse con el Flaco, pues contó que éste encarna todo lo relacionado a su organización llamada Corazón al Rescate”, relató Rojas.

De ahora en adelante, dijo el dueño de Coribantes, Leticia va a entrenar al Flaco para que sea un perro de compañía que ofrecerá su amor en los hospitales a niños, ancianos y todo el que lo necesite.

Leticia llamó a Rojas para contarle lo que ella quería hacer, a lo que él accedió. El viernes pasado, se celebró oficialmente que el Flaco ya tiene un nuevo hogar y un nuevo nombre. Rafael Rojas, Leticia González y Kokoro firmaron un el documento de la adopción.

“El Flaco se fue feliz a iniciar su nueva vida y Leticia también estaba feliz, porque todos deseamos tener un amigo como el Flaco más flaco, como Kokoro, un perro que no dejó a su amigo Calígula ni un momento solo” , puntualizó Rafael Rojas.