Los sucesos acontecieron hace poco más de mes y medio, en Nueva Jersey, Estados Unidos. Sin embargo, no por ello debemos mantenernos impasibles, distantes y desentendidos de los mismos porque la crueldad es la crueldad dondequiera que suceda y tenemos que censurarla y castigarla como se merece.
Patrick, un joven Pitbull de alrededor de dos años, fue arrojado por el vertedor de basura del piso 19 de un condominio hasta caer en el depósito de desechos en el sótano de la propiedad. Cabe señalar que la que lo botó como una bolsa de desperdicios fue su propia dueña.
   Pero, lo que convierte a esta historia en un relato verdaderamente despiadado y macabro es el hecho de que, cuando la mujer se deshizo de él,  ¡el perro estaba vivo!

Comienzan los esfuerzos de salvamento
El primero en percatarse de que en el recipiente de la basura “algo” envuelto en plástico se movía y parecía estar vivo, fue el empleado de la compañía que recoge los desperdicios en el condominio de los hechos. El hombre prontamente llamó a la Policía, que, a su vez, notificó a los agentes  de control de animales. Y cuando éstos llegaron, apenas lo podían creer. Aunque apenas se podía detectar, ¡Patrick todavía respiraba!
 Control de animales decidió referirle el caso a la Associated Humane Societies, Inc. (AHS, por sus siglas en inglés), el sistema de albergues más grande de Nueva Jersey, establecido en Newark desde el 1906.
 Una vez allí, como explicó en entrevista telefónica Roseanne Trezza, directora ejecutiva del mismo, “podíamos haberlo puesto a dormir” porque el animal estaba en tan malas condiciones. “Pero somos esa clase de albergue que, aunque recibimos tantos animales, tomamos nuestras propias decisiones y nos daba pena todo lo que el perro había sufrido”. Además, “las únicas mascotas que eutanizamos son las que son incorregibles o no tienen remedio”, aclaró.
Así las cosas, en la mañana del 16 de marzo de este año, en vísperas del Día de San Patricio -de ahí el nombre con que en AHS se bautizó al can-, la veterinaria del albergue, la Dra. Lisa Bongiovanni, tuvo la triste tarea de evaluar a Patrick por primera vez desde que fue incautado.
El perro aparentaba estar momificado, completamente desnutrido y deshidratado. “Tenía una temperatura tan baja, que apenas se registraba en el termómetro”, indicó Roseanne Trezza. Por tanto, los primeros auxilios se enfocaron en administrarle sueros y elevar la temperatura de su cuerpo, para lo cual utilizaron innumerables frazadas. “Una de las técnicas veterinarias lo abrazó por horas, mientras lo arropaba con una manta eléctrica”, añadió Trezza, hasta que,  como a las cuatro de la madrugada, la temperatura del perro subió a 96° F (la temperatura normal de un perro es entre 101° y 102°).

En la unidad de cuidado intensivo
Como las instalaciones de AHS no tenían los recursos necesarios para cuidar de Patrick como era preciso, Trezza recurrió a uno de sus colaboradores más confiables, el hospital Garden State Veterinary Specialists (GSVS, por sus siglas en inglés), ubicado también en Newark. En dicha clínica -que se especializa en cuidado crítico intensivo-, el cirujano veterinario Dr. Thomas Scavelli, su director, prontamente diseñó un programa comprensivo para el tratamiento del perrito.
Durante una entrevista telefónica con el Dr. Scavelli, supimos más sobre el estado actual de este perro que tanto se ha aferrado a la vida. Y es que, aunque el animal está incréiblemente recuperado, “Patrick todavía está anémico. Necesita ganar como 20 lb más porque es un Pitbull mezclado”.
 De otra parte, como en las fotos de Patrick se notan unas calvitas en algunas partes de su cuerpo, le preguntamos al Dr. Scavelli si éstas podían ser evidencia de que el can hubiera sido utilizado para peleas de perros. “No hay evidencia de peleas”, expresó el veterinario, quien atribuyó la falta de pelo a la desnutrición.
A Patrick también se le ha encontrado un objeto extraño en el vientre, pero una cirugía exploratoria ha sido descartada por el momento -así como su castración- hasta que esté lo suficientemente fuerte para ser intervenido quirúrgicamente.

Hoy es el día
Casualmente, hoy, viernes 6 de mayo, se llevará a cabo en la corte de Newark la primera vista en el caso de Patrick. Se espera que los testimonios del Dr. Thomas Scavelli, así como de la Dra. Lisa Bongiovani y Roseanne Trezza, entre otros, sean instrumentales para la fiscalía.
Sobre el triste pasado de Patrick, Scavelli especula que el perro pudo haber estado amarrado con una cadena o soga muy corta por semanas y semanas, sin agua ni comida. Uno puede imaginar que, como vivía con su dueña en el mismo apartamento, el animalito probablemente la veía comer y beber delante de sí, mientras él padecía inimaginables vicisitudes.
 Por todo ello, tanto el personal de AHS como el de GSVS le ruegan a la comunidad puertorriqueña en Nueva Jersey y Nueva York que alcen sus voces respecto a este caso. Y que, como bien lo expresó el Dr. Scavelli, “que estén bien pendientes a este tipo de abuso” para que den la voz de alerta cuando sean testigos de estos malos tratos.
 Nosotros, desde Puerto Rico, también podemos ayudar, visitando los portales de http://www.ahscares.org/ y http://www.gsvs.org/

Perfil de un abusador de animales
Para tratar de entender cómo y por qué una persona puede maltratar a un animal hasta dejarlo casi morir de hambre y de sed, entrevistamos al Dr. Carlos V. Sosa, psicólogo y catedrático en psicología. Luego de la información provista sobre la mujer que, alegadamente, maltrató al perro Patrick, el especialista compartió el siguiente análisis: 
-Esta persona demuestra una gran insensibilidad e irresponsabilidad, características de personalidad compatibles con el perfil de una persona inmadura psicológicamente  y egocéntrica.
-Usualmente, este tipo de personalidad actúa en forma totalmente irresponsable, pues no es consciente de cómo su conducta afecta a los demás. Una explicación posible para este tipo de comportamiento es el haber tenido una socialización defectuosa, pues no integró adecuadamente valores psicosociales esenciales para vivir en sociedad y asumir responsabilidades como ciudadana.
-También, demuestra una actitud de indiferencia y de poco respeto hacia la vida, además de  un esquema mental de que los animales son inferiores y que podemos hacer con ellos lo que nos dé la gana sin asumir consecuencias.
  Este tipo de comportamiento puede manifestarse en otros renglones de lo cotidiano como, por ejemplo, no ayudar a otra persona en una situación de emergencia.

 Si estuviera a su cargo, para la perpetradora, el Dr. Sosa recomendaría lo siguiente:
 “Entiendo que, además de las penas impuestas por la ley, a este tipo de persona se le debe de obligar a  recibir ayuda psicológica”. Esto con miras a que  “como meta terapéutica”, pueda desarrollar “un sentido adecuado de responsabilidad ciudadana, así como la capacidadad de  sentir empatía, especialmente con los animales”. El galeno también aconsejaría que, “como parte de la pena impuesta, se le debe de          requerir  un mínimo de horas en servicio comunitario en organizaciones que prestan servicios a animales”.

Más información: Para entrevistas o consultas con el  Dr. Carlos Sosa, pueden llamar al 787-755-2402 o al  787-640-2823.