Abrí los ojos y, de repente, me invadió una inmensa serenidad; una paz como jamás la había sentido. Fue justo cuando abandoné mi cuerpo terrenal e hice mi transición al cielo de las mascotas, donde me encuentro superfeliz, jovencita y saludable. Lo único que empañó mi alegría, fue saber que de te dejaba solo, papi Alan. Pero ahora, yo, Negri, la última de tus perritas, la eterna hermana y compañera de Nicky y Rosie, disfruto de un paraíso sin igual, donde el paso del tiempo no pesa en el alma. Gracias, por la excelente calidad de vida que me diste. Gracias por todo lo que haces por los perros desamparados. Vive tu vida feliz y contento, que yo sabré esperarte. Tengo toda la eternidad a mi favor. ¡Siempre seré tu adorada senior doggie! Con amor, Negri Negrón.