Debemos preguntarnos quiénes son en realidad estas personas que se alega desataron los incidentes del 1 de mayo de 2017 en Hato Rey.

Urge reflexionar sobre este asunto de la violencia desde una perspectiva diferente y no desde la simplista conclusión de que son criminales o vándalos. 

No hay acto más violento que la guerra y el Estado lo utiliza como medio para la resolución de conflictos. La violencia está vinculada a la pérdida de la esperanza, según lo plantea Erick Fromm. 

¿No es acaso la inequidad, la injusticia, la falta de honestidad de los líderes y la incertidumbre ante el futuro el caldo de cultivo donde se forma la desesperanza? 

Esos lamentables actos de violencia que ocurrieron el 1 de mayo tienen sus antecedentes en la desesperanza y la frustración. Devolverle la esperanza, especialmente a nuestras nuevas generaciones, es deber y responsabilidad de esta sociedad como País.

Recordemos que el 1 de mayo de 1886, marca un hito histórico en la lucha y desarrollo del movimiento obrero de los Estados Unidos. Fue una época marcada por la persecución y represión de aquellos que se comenzaban a organizar buscando mejoras en sus condiciones de trabajo y vida. Días después, en la Plaza Haymarket, una manifestación pacífica desencadenó en una confrontación donde resultaron muertos y heridos policías y obreros. El detonante, el alegado lanzamiento de un cartucho de dinamita por parte de los obreros, condenados y enjuiciados por la oficialidad y los medios.

El antecedente de estos eventos radicaba en la posición adoptada por los sectores que controlaban el capital. 

José Moya, en su libro Una empresa llamada Estados Unidos señala: “Los burgueses solo estaban de acuerdo en una cosa entre ellos, su oposición al mejoramiento de las condiciones de trabajo de la clase obrera ya que pensaban, que de la permanencia de esas condiciones de trabajo dependía la plusvalía y la razón de ser de su posición social”.

Otro factor señalado por el autor es que “para esa época la corrupción en el manejo de las diferentes asuntos de estado llegó a tal punto que se consideraba honesto, al político que se vendía a un solo grupo de interés”.

Teniendo como punto de referencia estos acontecimientos históricos, nos ubicamos en la Marcha del 1 de Mayo en Puerto Rico. Su objetivo, el mismo que el de los trabajadores de la Plaza Haymarket y repudiar lo que consideran la parcialidad del gobierno favoreciendo a los que controlan la economía del País. 

El espíritu de la vasta mayoría de los que allí estábamos era hacer sentir nuestra voz de protesta de forma cívica y ordenada. Ocurrieron unos eventos de violencia que podríamos calificar de lamentables, pero antes de emitir juicios, no podemos perder de perspectiva que nuestra sociedad no está exenta de la violencia y lo vivimos a diario en la programación televisiva, el maltrato de menores, las rencillas y asesinatos en el mundo del narcotráfico, el bullying en las escuelas, la violencia de género y la violencia de Estado concebida para reprimir las voces disidentes. 

No olvidemos el Cerro Maravilla.

Migdonio Hernández cursó estudios en la Universidad de Puerto Rico, donde obtuvo un Bachillerato en Educación Elemental con especialidad en Educación Especial y un grado de Maestría en Administración y Supervisión Escolar. Trabajó durante 34 años en el servicio público en el Departamento de Educación y la Administración de Rehabilitación Vocacional.