La mañana de ayer resultó ser triste para la historia de nuestro pueblo. El FBI allanó el Centro de Gobierno y con esto se desatan múltiples especulaciones sobre sus razones.

Los toabajeños conocíamos, en términos generales, lo que venía pasando y se adjudicó tanto en primarias como en las pasadas elecciones un mandato de cambio claro y contundente. No obstante, estar en las noticias del país de forma reiterada con distintos señalamientos evidenciados todos con hechos y resultados irrefutables, ubica una carga de vergüenza en nuestros hombros. 

Desde los señalamientos de la Oficina del Contralor, la venta de activos municipales de forma acelerada como el CDT (Centro Diagnóstico y Tratamiento), las enmiendas a contratos, la falta de pago a los empleados, así como el cierre de gobierno es sin lugar a dudas el peor periodo de gobernanza en la historia del municipio.

En este momento crítico, veo el vaso medio lleno y reitero que estamos listos para enfrentar estos retos. Veo un pueblo solidario dispuesto a participar de forma voluntaria y contribuir en todo lo necesario para movernos hacia delante. Sostengo que estas situaciones, aunque lamentables, ofrecen oportunidades para que reflexionemos. Desde el entendido de que los recursos fiscales son del pueblo para hacer uso responsable, hasta hacernos parte de la fiscalización de los mismos. 

La situación de Toa Baja como microcosmos de lo que pasa en el país es evidencia sustancial para que, por un lado, los ciudadanos se inmiscuyan en los asuntos políticos y por el otro, los "políticos" abramos los espacios para que esto ocurra.  Se trata de transparencia y amplia participación ciudadana.

El allanamiento del FBI no debe desalentar la visión que adoptamos de un pueblo solidario, cooperativo, democrático, sustentable y resiliente. Las autoridades locales, así como las federales, tienen y deben hacer su trabajo en el espacio y tiempo que entiendan pertinente. Nosotros como pueblo uniremos voluntades, determinación y compromiso para hacer el nuestro con responsabilidad y desde ese marco hacer la diferencia.

La distinción de un pueblo recae en la gente como su activo más preciado. Vamos a continuar enfocados en asumir con gallardía los grandes retos que tenemos por delante. No adjudicaremos culpas sino que asumiremos responsabilidades. No nos preocuparemos, nos ocupáremos de mover a un pueblo al sitial que le corresponde. Reivindicaremos el orgullo y nuestro Toa Baja  verá la luz al final del túnel.

Bernardo “Betito” Márquez es el alcalde electo de Toa Baja.