Si queremos un lugar tranquilo y relajante para pasar nuestras vacaciones, posiblemente la playa sea nuestra primera opción. Es que el sonido de las olas, la suavidad de la arena y el sol nos hacen sentir en calma. Pero hay un detalle más que nos lleva a ese estado de paz que, tal vez, no hemos notado.

Un estudio realizado por la Michigan State University reveló que ese poder relajante de la playa tiene su origen en las grandes cantidades de color azul que percibimos cuando estamos en ella. La investigación analizó a los residentes de la ciudad de Wellington, Nueva Zelanda, quienes tenían bajos niveles de angustia y estrés debido a su exposición constante a los espacios verdes y azules de la naturaleza.

Si bien el estudio no habla sobre si la exposición en periodos cortos de tiempo tiene el mismo efecto, una de las autoras del estudio, Amber Pearson, explica que es una posibilidad. “Las vistas del océano reducen los estímulos sensoriales y promueven la relajación mental. Sin duda, esa relajación es parte del propósito de las vacaciones”, dijo a Lonely Planet.

Así que la próxima vez que te digan “¿otra vez a la playa?” cuando te vayas de vacaciones, diles que la ciencia está de tu lado.