La organización Desarrollo Integral del Sur (Disur), que busca proveer una mejor calidad de vida a las comunidades,  reveló que en la zona petroquímica de Peñuelas y Guayanilla  detectaron residuos de petróleo, metales pesados, orgánicos y otros.

Los hallazgos forman parte de su estudio ambiental en el sector.

La iniciativa, denominada Proyecto 127.2: Ponce, Guayanilla y Peñuelas, comenzó en febrero de 2013 y se espera culmine en diciembre de 2015. El proyecto de  planificación busca desarrollar las áreas impactadas y convertirlas en eje socioeconómico de la región.

Por más de 35 años los residentes de  Peñuelas y Guayanilla han visto el constante deterioro de estas estructuras inoperantes y donde muchas albergan químicos y otros materiales.

David Southgate, gerente del proyecto, mencionó que el estudio en Peñuelas estuvo a cargo de Ertek (Environmental Resource Technologies), que proveyó datos concretos de las evaluaciones. En Guayanilla el estudio lo hizo la empresa Altol.

Explicó que en la fase 1 se investigaron 11 propiedades en ambos municipios en las que se encontró sospecha de petróleo en tanques no registrados aledaños a la escuela Jorge Lucas Pérez Valdivieso. Igualmente se detectaron otros químicos en terrenos de una antigua procesadora de sal, en la comunidad El Boquete de Peñuelas.

“Hemos tratado de contactar al dueño de la propiedad, pero hasta el momento no ha respondido”, señaló Southgate.

Indicó que otras compañías, como la Puerto Rico Olefins, cuentan con la colaboración del dueño, quien está a cargo de la limpieza de los terrenos donde también hallaron rastros de petróleo.

Explicó que el estudio se hizo con la colaboración de la Agencia federal de Protección Ambiental (EPA) y el apoyo de la Junta de Calidad Ambiental (JCA) y los alcaldes.

En otras áreas de la zona se encontró un vertedero industrial donde hay enterrados metales y maquinaria. El estudio incluyó entrevistas a antiguos operadores de estas industrias.

“La intención de los estudios es rescatar las instalaciones industriales, comerciales y residenciales, abandonadas o subutilizadas y con sospecha de contaminación leve”, destacó el gerente del proyecto. Esto permitirá que en el futuro nuevas empresas y proyectos puedan desarrollarse en las cientos de cuerdas que hoy están ocupadas por hierro enmohecido y contaminado.

Asimismo, reiteró que esperan poder contar con el apoyo de todos los dueños para facilitar el proceso de  limpieza. Además, dijo que la EPA, agencia que subvenciona el proyecto, ya tiene conocimiento sobre los hallazgos.

“Queremos convencer a los dueños de que esto será de beneficio no tan solo para ellos, cuyas propiedades podrán aumentar de valor en las bienes raíces, sino para toda la comunidad”, insistió Southgate.

Vecinos de Guayanilla piden limpieza de caño

Por años los residentes del sector San Pedro de Macorís de La Playa de Guayanilla vieron transcurrir cerca de sus hogares materiales químicos provenientes de la desaparecida industria PPG. Aunque desconocen qué tipo de desechos desembocaron en el mar, están convencidos de los problemas causados.

Harold Martínez, líder comunitario, expresó que les preocupa la acumulación de material desconocido en el terreno y que el mismo nunca se haya limpiado adecuadamente.

Recordó que en el pasado el caño expedía un fuerte olor a cloro y a otras sustancias y que en ocasiones se tornaba en un color blanco. “Cuando llueve, esa agua invade la comunidad”, mencionó Martínez.

Sostuvo que buscan unir a la comunidad, educarla y que al mismo tiempo las empresas responsables atiendan la situación.

“No todo se le debe dejar al Gobierno, hay que crear conciencia y luchar unidos por una mejor calidad de vida”, dijo Martínez.

Igualmente expresó que, como muchos, el también anhela mirar a la costa y que toda la chatarra desaparezca.

Southgate, mientras, destacó que el proceso de limpieza puede tomar tiempo, hasta que se contacte a todos los dueños.

Por otro lado, Weldin Ortiz Franco, gerente del área de respuesta de emergencia de la JCA, elogió la iniciativa de Disur y reafirmó su compromiso de colaborar con el proyecto.

“No podemos tapar el cielo con la mano, allí ha habido un serio impacto ambiental”, dijo Ortiz Franco.