Miami.- La temporada de huracanes en la cuenca atlántica concluyó hoy oficialmente con una actividad por debajo de lo normal, pero será recordada por el ciclón de categoría 4 Joaquín, que dejó 76 muertos a su paso, 33 de los cuales eran tripulantes del carguero "El Faro", que se hundió en aguas de Bahamas.

"El Faro", de más de 200 metros de eslora y cargado con cerca de 700 contenedores, había partido el 29 de septiembre de Jacksonville, en la costa este de Florida, con destino a Puerto Rico, tres horas después de que los meteorólogos estadounidenses advirtieran de que la tormenta Joaquín se convertiría en huracán.

El buque nunca llegó a su destino. Desapareció frente a las Bahamas, en medio del poderoso ciclón Joaquín, sin que hubiera supervivientes.

"La principal historia de esta temporada de huracanes la escribió el huracán Joaquín, que hundió al carguero 'El Faro' y devastó, con vientos de 249 kilómetros por hora, partes del centro y sureste de Bahamas", destacó a Efe Robbie Berg, meteorólogo del Centro Nacional de Huracanes (NHC, en inglés).

De hecho, Joaquín se situó apenas una milla por debajo de la categoría mayor, 5 (vientos a partir de 157 millas por hora), en la escala de intensidad de Saffir-Simpson, y dejó más de 60 millones de dólares en daños en Bahamas, además de 5.000 damnificados.

Pero, "en conjunto -apuntó Berg- la actividad de huracanes fue por debajo de lo normal", con el registro de 11 tormentas tropicales, cuatro de las cuales se transformaron en huracán y dos, Danny y Joaquín, fueron de categoría mayor (3 y 4, respectivamente).

Al comienzo de la temporada ciclónica en el Atlántico, el 1 de junio pasado, los cálculos de la Administración Nacional de Océanos y Atmósfera (NOAA) preveían una actividad menor de lo normal, con la formación de entre 6 y 11 tormentas tropicales, de las cuales entre 3 y 6 llegarían a huracanes, y uno o dos de ellos de categoría mayor.

Con el fin de la temporada de huracanes 2015, el estado de Florida continúa una racha de diez años sin sufrir el impacto de un huracán, lo que supone un nuevo récord para la península.

La alta presión presente en Bermudas y el oeste del Atlántico fue un factor significativo en la protección de la costa floridana, al actuar como escudo y desviar varias tormentas tropicales hacia aguas del Atlántico norte.

Pero, sin duda, el principal elemento responsable de una actividad ciclónica por debajo de lo normal fue el fenómeno de "El Niño", muy presente durante todo el año en el Pacífico, que inhibe la formación de huracanes en el Atlántico.

Con "El Niño", precisó el experto, "aumenta la acción de los vientos cortantes en las capas superiores en el Atlántico", lo que reduce la actividad ciclónica.

No obstante, "los meteorólogos insistimos todos los años en lo mismo: aun cuando no sea una temporada de huracanes muy activa, puede causar muerte y destrucción", como así fue esta temporada, con un total de 76 muertos.

La tormenta subtropical Ana, que se formó a mediados de mayo pasado, antes del comienzo de la temporada ciclónica el 1 de junio, dejó un muerto en Carolina del Norte y la tormenta Bill, que tocó tierra en Texas, causó la muerte de dos personas.

Por su parte, el huracán de categoría 1 Fred, el segundo de la temporada en la cuenca atlántica, se cobró la vida de nueve personas y pasará además a los registros como el ciclón que se formó más al este del Atlántico, en la costa noroeste africana.

El mayor cómputo de muerte y destrucción quedó tras el paso de Joaquín (34 muertos) y la tormenta tropical Erika, que causó 30 muertos en Dominica, inundaciones y considerables daños materiales.

Queda el registro de tres años consecutivos (2012, 2013, 2014) de poca actividad ciclónica, con solo dos huracanes (ninguno de categoría mayor) y 13 tormentas en la temporada de 2013, lo que la convirtió en la más calmada desde 1994, un cómputo al que ahora hay que sumar el de esta temporada.

En cuanto a Florida, hay que remontarse a 2004 para contabilizar huracanes que tocaron tierra en sus costas (Charley, Frances, Ivan y Jeanne) y a 2005, cuando dos poderosos huracanes atravesaron el estado: Katrina, en su camino letal hacia Nueva Orleans, y Wilma, que causó más de 20.000 millones de dólares en daños.