Hola, ¿cómo están? Soy yo, El Sabelotodo… y estoy de vuelta.

Quienes me conocen saben  que yo lo sé todo; de ahí mi nombre. Y antes de que continúen el odioso refrán: “lo que no sabe, se lo inventa”, permítanme aclararles que no es así: lo que no sé, yo me fajo buscándolo hasta que lo encuentro. Así que si tienes alguna duda, pregúntame y aquí encontrarás la respuesta.

¿Coquíes en Hawái?


A finales de la década de 1980, el coquí común (Eleutherodactylus coqui) fue accidentalmente introducido a las islas hawaianas de Maui, O’ahu y Kaua’i, así como a la isla grande, Hawái. Debido a que los coquíes y sus huevos son tan pequeños, éstos pueden viajar en plantas exportadas fuera de la Isla sin ser detectados.  

Se estima que la población de coquíes en estas islas del Pacífico ha aumentado significativamente en los últimos 15 años, convirtiéndose en una plaga, según el Comité de Especies Invasivas de O’ahu.

Aunque una de las mayores quejas se relaciona con el “ensordecedor” sonido que produce nuestro cantor boricua y que afecta la venta de propiedades, el verdadero impacto ambiental del coquí es en las especies nativas de Hawái. 

Según los científicos, el coquí se alimenta de insectos que no existen en ninguna otra parte del mundo. Además, se alimentan de insectos que forman parte de la dieta de aves nativas en peligro de extinción. Por otra parte, el coquí se ha convertido en el alimento de serpientes exóticas que también alteran los ecosistemas nativos de Hawái.

En este nuevo hogar, el coquí no se enfrenta a sus depredadores naturales, por lo que su gran número se distribuye en más de 250 colonias de coquíes por todo el archipiélago hawaiano. Para controlar y eliminar la población de este símbolo puertorriqueño, los bosques y los suburbios son rociados regularmente con ácido cítrico, una sustancia mortal para el coquí.

Las autoridades también utilizan jaulas con el coquí macho como señuelo, para capturar a las hembras.

Irónicamente, una especie tan adorada en nuestra tierra es un peligroso invasor en otra parte del mundo. Lamentablemente, la fragilidad de los ecosistemas no distingue entre los símbolos nacionales y las plagas, por lo que el gobierno hawaiano ha tenido que proteger sus especies nativas a pesar de nuestra pena.

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