El joven Ian Flores, de 15 años de edad, convirtió este sábado su "like" de las redes sociales en un acción concreta al inscribirse en el Programa de Voluntarios de Para la Naturaleza, unidad que forma parte del Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico (FCPR).

Flores dio el paso durante la vigésima quinta edición de la Feria para la Naturaleza, que se celebró en el Pabellón de la Paz del parque Luis Muñoz Rivera, en San Juan, y a la que asistieron cerca de 3,000 personas, según los organizadores. El evento se enfocó este año en atraer a voluntarios para trabajar a favor de la conservación del ambiente.

"Es la primera vez que vengo y de verdad que me ha gustado mucho. Es una buena actividad para educar a la gente sobre la naturaleza y crear conciencia sobre la conservación", expresó Flores, quien en un letrero escribió la palabra guajón, especie de coquí con la que se comprometió a trabajar e investigar.

Fernando Lloveras, director ejecutivo del FCPR, resaltó la importancia de la participación ciudadana en los diferentes programas y proyectos que tiene la organización, especialmente en el esfuerzo que dirige Para La Naturaleza para asegurar que el 33% de los terrenos en Puerto Rico estén protegidos para el 2033. En la actualidad, solo están protegidos un 8%.

"Hemos visto que la mejor forma de entender la importancia y el valor de los servicios de los ecosistemas es adentrándote a ellos, conociéndolos, rescatándolos, reforestándolos, haciendo análisis científicos con ciudadanos, es la única forma que verdaderamente te integras y comprendes el valor de los sistemas ecológicos", indicó Lloveras.

 Este sábado, precisamente, niños, jóvenes y adultos se educaron y se comprometieron con la conservación a través de la Feria para la Naturaleza, que resultó en una experiencia educativa interactiva, donde los más chicos jugaron y aprendieron a través de un divertido recorrido por las cinco regiones del fideicomiso, donde voluntarios realizaron diversas actividades sobre los ecosistemas de cada zona.

 A su llegada, los niños y niñas recibían un "Pasaporte para la Naturaleza", el cual se les ponchaba a medida que participaban en las actividades educativas de cada región. Explorar el nido de la iguana verde, conocer las rocas donde se formó el Cañón San Cristóbal en Barranquitas, convertirse en arqueólogo de la Hacienda La Esperanza en Manatí, fueron solo algunas de los eventos. Al finalizar el recorrido, las personas recibían un árbol nativo de forma gratuita con el compromiso de sembrarlo y cuidarlo.

 "Me gusta la diversidad y la información que traen y es bastante interactivo para los niños y los adultos", compartió Ana Velázquez, de Carolina, quien asistió a la actividad con sus hijos Milana y Alexander De Jesús, de diez y ocho años, respectivamente.

 "Lo más que me ha gustado ha sido... jum, déjame ver. ¡Lo de escalar, lo del Cañón San Cristóbal", expresó Alexander, mientras su hermana opinaba que lo mejor había sido descubrir nuevos animales.

 "Es verdad, el sapo concho nunca lo había visto y es chiquito. El macho tiene como el cuerpo amarillo", agregó Alexander con emoción, demostrando lo divertido y fascinante que es conocer nuestra naturaleza y la importancia de conservarla.