Aunque las posibilidades son remotas, en algún momento del año próximo alguien podría pasar el susto de su vida cuando desde el cielo caigan fragmentos de la estación espacial china Tiangong-1.

De acuerdo con diversos reportes de prensa, los especialistas chinos confirmaron recientemente que habían perdido el control del laboratorio espacial, lanzado en el 2011. Así las cosas, el aparato de 8.5 toneladas de peso y más de 10 metros de largo deberá entrar a la atmósfera terrestre en algún momento del segundo semestre del 2017.

Los expertos calculan que la mayor parte del laboratorio se quemará por completo mientras atraviesa la atmósfera. Sin embargo, algunas partes y piezas de mayor densidad no se quemarán del todo, y como no hay control sobre la estación y no es posible dirigirla a alguna zona en particular, no se puede saber exactamente dónde caerán esos fragmentos.

China ha dicho que mantendrá un monitoreo de la estación y avisará a la comunidad internacional con un pronóstico de la caída, con miras a evitar situaciones de peligro.

Pero, de hecho, no será hasta horas antes que el artefacto entre a la atmósfera que se podrá tener una idea aproximada de dónde podrían caer los fragmentos que no se quemen por completo. Y aun así las condiciones meteorológicas podrían hacer que los fragmentos caigan en lugares bien distantes a esa predicción.

Lo más probable es que dichos fragmentos terminen cayendo en el mar o en áreas remotas y poco pobladas.

No obstante, y aunque se trata de un escenario poco probable, podría darse la pesadilla de que pedazos de metal suficientemente peligrosos caigan del cielo sobre estructuras, aeronaves, barcos o incluso personas.