Si casarse es una lotería… casarse al aire libre lo es más todavía. Planificar una boda, con todas las complejidades que ello implica, puede convertirse en un dolor de cabeza monumental cuando los novios se empeñan en que el evento sea al aire libre porque, vamos, al clima no hay quién lo controle. ¿O, acaso, el tiempo, también, se pueda manipular?

Al menos en Inglaterra, apuestan a que sí se puede controlar… por la módica suma de $150,000 dólares y con la ayuda de un proceso de modificación atmosférica.

Una empresa que se llama Oliver’s Travels –obviamente, haciendo referencia, por su pronunciación, a la novela Gulliver’s Travels, de Jonathan Swift– promete impecables días soleados para los novios por medio de su servicio “rompe nubes” (“cloud bursting”) que, por el momento, solo se ofrecía en Francia.

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La cosa funciona así: Días antes de los esponsales, Oliver’s Travels emplea los servicios de un meteorólogo que estudiará los patrones climáticos del lugar donde se habrá de celebrar la boda al aire libre. Entonces, justo 24 horas antes del evento, un piloto es despachado hacia la zona para que disipe las nubes de lluvia potenciales, rociándolas con partículas de yoduro de plata. 

La misión del yoduro de plata es la de acelerar en las nubes el proceso de condensación necesario para que produzcan lluvia. El yoduro atrae la humedad dentro de las nubes para que se condensen y formen cristales de hielo. Eventualmente, esta humedad condensada se derrite cuando la nube alcanza una temperatura más cálida y provoca una lluvia que, por falta de otra expresión, “vacía” la nube de agua cuando uno desea, cuestión de que no llueva cuando uno no quiere.

No es nada nuevo

La ciencia de hacer llover en el momento preciso se viene usando desde hace décadas en el Oeste americano para conseguir mayor precipitación donde más falta haga. Y, según un estudio, la técnica aumenta la precipitación entre un 5% y un 15%.

Claro que, para algunos científicos, esto quebranta varias leyes de ética (por no decir de la Naturaleza) respecto a quién es “dueño” de la lluvia y, por ende, quién es “responsable” de la misma. Esto vino a colación cuando en un club campestre en Nueva York, el dueño del mismo demandó a dicha ciudad porque los esfuerzos municipales por inducir lluvia para aliviar una sequía estaban arruinando su negocio.

Por ello, negocios como el de Oliver’s Travels complican más el asunto , pues ya no se trata de “producir” lluvia para fines de bienestar común –como sería contrarrestar una sequía–, sino para el beneficio de ciudadanos privados a quienes les conviene o no que llueva o deje de llover en tal o cual día.

Por el momento, la única restricción que se le ha impuesto a Oliver’s Travels es que se abstenga de manipular el clima en 30 millas a la redonda en las vecindades de los aeropuertos.

Servicio garantizado

Oliver’s Travels dice que su servicio está 100% garantizado y que la gente puede contar con un cielo límpido el día que así lo quiera. Claro, siempre y cuando desastres naturales como huracanes no estén de por medio.

Como es natural, el alto costo del servicio significa que no está al alcance de la mayoría de los novios. Sin embargo, eso no desanima a la empresa que, aunque todavía no ha recibido reservación alguna desde que lo empezó a ofrecer a principios de este año, no pierde las esperanzas de que ya mismito la gente empiece a reservar sus días soleados “á la carte”. “Hay gente interesada en al mismo alrededor del mundo”, manifestó un portavoz.