Un insecticida de uso común mata gran parte del esperma producido por los zánganos, una de las razones por las que está disminuyendo la población de abejas, de acuerdo con un nuevo estudio.

El tipo de insecticida de la familia de los neonicotinoides no mata zánganos. Pero las abejas que comieron polen tratado con éste produjeron 39% menos espermatozoides vivos que las que no lo hicieron, según un experimento controlado de investigadores suizos publicado el miércoles en la revista Proceedings of the Royal Society B.

El insecticida actuó esencialmente como un anticonceptivo accidental sobre los zánganos —cuyo trabajo principal es aparearse con la reina_; que no evita la reproducción completa, sino sólo la dificulta, dijo Lars Straub, autor principal del estudio y estudiante de doctorado e investigador en la Universidad de Bern. Los zánganos, que son producto de óvulos no fertilizados, no recolectan néctar o polen y no pican; y mueren después de aparearse.

Tanto los zánganos que comieron polen tratado con insecticida como los que no estuvieron expuestos a dicha sustancia produjeron aproximadamente la misma cantidad de espermatozoides. La diferencia fue clara cuando los investigadores colocaron el esperma bajo el microscopio: La abeja que no tuvo pesticida en su polen produjo un promedio de 1.98 millones de espermatozoides vivos; la que tuvo neonicotinoides en su alimento un promedio de 1.2 millones.

"Existe una reducción en la viabilidad del esperma y en la cantidad de espermatozoides vivos, pero eso no significa que no hay espermatozoides vivos", señaló Straub. La gran pregunta es si aún sobrevive suficiente esperma para hacer la tarea, dijo. Las abejas reinas generalmente realizan un vuelo de apareamiento y almacenan esperma.

Geoffrey Williams, coautor del estudio e investigador de abejas en la Universidad de Bern, dijo que el equipo no sabe cómo estarían dañando los insecticidas el esperma, pero al parecer está sucediendo después de que se produce.

A inicios de año se publicó otro estudio en PLOS One que reportó que la alta tasa de muerte de colonias de abejas en Estados Unidos coincide con reinas malogradas; y las anomalías de las reinas fueron vinculadas a esperma muerto de zánganos.

"Las anomalías en las reinas son un problema grande y esto ayuda a explicarlo", dijo Jeff Pettis, científico experto en abejas en el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, quien no participó en el estudio sobre insecticidas neonicotinoides pero fue el autor principal del estudio PLOS sobre salud de las abejas reina. "No son las reinas en sí, son los zánganos. Es significativo".