Mientras más memoria se tenga de alguna comida, más probable es que sea la que se elija, aun si hay opciones que resulten más atractivas.

A esa conclusión llegaron psicólogos de la Universidad de Basilea, en Suiza, al realizar un estudio para analizar cómo la memoria influye en la toma de decisiones. Para hacerlo, ofrecieron diversos alimentos mientras rastreaban la actividad cerebral de los participantes de la investigación.

Los investigadores lograron mostrar que la influencia de la memoria está mediada por el aumento de la comunicación entre las áreas del cerebro relevantes.

Muchas de las decisiones cotidianas como dónde comer o “qué le voy a regalar a mi pareja” están basadas en la recuperación de información relevante de la memoria. Hasta ahora, ese mecanismo neuronal y cognitivo del proceso de tomar decisiones no ha sido estudiado. Lo que sí se sabe es que en estos procesos está involucrado en hipocampo, una zona de la memoria clásica; y la corteza prefontral ventromedial en el lóbulo central, una zona de toma de decisiones.

En el estudio, reseñado en el portal EurekAlert!, se le pidió a 30 jóvenes con hambre que clasificaran, en orden de preferencia, 48 aperitivos entre los que había papitas, galletas y barras de chocolate. Los “snacks” eran presentados en una pantalla y estaban asociados a una ubicación particular. Luego, los participantes fueron colocados en una máquina de resonancia magnética mientras se les pedía que escogieran entre dos de los aperitivos que habían visto, pero solo se les mostraba la referencia de la ubicación, así que estaban obligados a recordar cuál merienda era la que correspondía a cada ubicación.

Los resultados evidenciaron que los sujetos tendían a preferir los alimentos que eran capaces de recordar mejor, incluso si no estaban entre los primeros en predilección.

“Nuestro estudio construye un puente entre dos campos centrales de la investigación en psicología; la memoria y el proceso de toma de decisiones”, dijo el doctor Sebastian Gluth, autor principal de estudio.