Científicos del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) liberaron hoy, miércoles, en el Bosque Estatal Río Abajo, 15 cotorras puertorriqueñas que fueron criadas en cautiverio, como parte de esfuerzos para proteger las limitadas poblaciones de a esa especie en peligro de extinción.

Las cotorras, la mayoría jóvenes de uno o dos años, salieron de las jaulas sin contratiempos durante el proceso de liberación, que se inició en la mañana en el aviario José L. Vivaldi Lugo, ubicado en el citado bosque, entre Arecibo y Utuado, precisó Carmen Guerrero, titular del DRNA.

“La liberación de cotorras a la vida silvestre constituye un paso fundamental en el programa de recuperación de esta especie. Los siete científicos y trabajadores del aviario laboran incansablemente con cada individuo que nace en cautiverio para lograr su sobrevivencia, entrenarlos y finalmente, liberarlos”, dijo Guerrero en un comunicado de prensa.

La funcionaria explicó que cada liberación tiene el propósito de que aumente el número de cotorras en la población silvestre. “Al hacerlo, nos encaminamos paso a paso para que en un futuro no muy lejano la llamada iguaca por los taínos pueda salir de la lista de especies en peligro de extinción”, expresó la Secretaria del DRNA.

La liberación de este grupo constituye la novena desde el establecimiento del aviario del DRNA en 2006.

Otras 204 cotorras puertorriqueñas en diferentes fases de entrenamiento quedan en cautiverio en el aviario. Mientras, en la vida silvestre, en los predios del Bosque Estatal Río Abajo, habita una población que oscila entre 57 y 108 individuos, de acuerdo a los censos más recientes.

En el Bosque Nacional El Yunque, donde se estableció el primer aviario, existe otra población de cotorras puertorriqueñas, cuyo nombre científico es  Amazona vittata y era conocida por los indios Taínos como la iguaca.

El DRNA y el Servicio federal de Pesca y Vida Silvestre (USFWS, por sus siglas en inglés) así como el Servicio Forestal Federal (USFS), las tres agencias que lideran el programa de recuperación de la cotorra, planifican en fecha cercana el establecimiento de una tercera población de cotorras en Maricao.

Antes de la liberación, las cotorras pasan por un proceso de entrenamiento que requiere que estén como mínimo un año en una jaula de vuelo y separadas del resto de las cotorras del aviario. La intención es que experimenten las condiciones más cercanas posibles a lo que será la vida silvestre, una vez sean liberadas. En esa etapa, se les alimenta con frutas naturales de las que encontrarán en el bosque, se les enseña a reconocer a los depredadores naturales y a maximizar su condición de física en la jaula de vuelo, explicó el DRNA.

El año pasado, el programa reportó el nacimiento de dos cotorras puertorriqueñas en estado silvestre, en un nido natural en el bosque estatal de Río Abajo, acontecimiento que marcó un hito en 144 años de historia. Además, nacieron 16 cotorras mediante el uso de nidos artificiales.

En el siglo 19, se estimó en más de un millón la población de cotorras puertorriqueñas en la Isla. Sin embargo, para la década de 1950, se creía que apenas había 200 individuos.

En 1968, el ave fue incluida en la lista de la Ley federal de especies en peligro de extinción, y fue en 1973 cuando se inició el programa de recuperación con el establecimiento del primer programa de reproducción en cautiverio en El Yunque.

La Sociedad Ornitológica Puertorriqueña (SOP) destaca que la Amazona vittata con su plumaje verde, frente roja y anillo blanco alrededor de sus ojos, se desplaza en parejas o en bandadas pequeñas, alimentándose de semillas y frutas.