Bautizada como "Yuisa", el manatí de una semana de nacida y que fue rescatada en Piñones este domingo, se recupera en el Centro de Conservación de Puerto Rico, cuya sede está en el recinto de la Universidad Interamericana en Bayamón.

Carla Rivera Pérez, coordinadora del Centro, explicó que Yuisa parece haber comenzado una adaptación satisfactoria a su hogar por los próximos años, hasta que tenga el peso adecuado para iniciar su proceso de liberación en el mar.

"Está bastante activa", dijo Rivera Pérez este lunes, sin poder ocultar cierto orgullo maternal. "Se porta bien. Tiene muy buen apetito. Por lo menos, lo que es su sistema gastrointestinal, está funcionando bien. Ella está haciendo sus necesidades como debe ser y eso es importante", agregó.

El director del Centro, el doctor Antonio Mignucci, la bautizó Yusia, nombre de una cacica taína quien residió en Loíza, donde fue encontrada la manatí en la mañana del domingo.

Según Rivera Pérez, es posible que la madre haya muerto, que se haya separado de ella por las corrientes marinas, o se quedó estancada en la posa en la que fue hallada, después que bajó la marea.

De haber sido adulta, la hubieran soltado en el acto, pero al tener una semana de nacida, se la llevaron, pues los manatíes bebés reciben el alimento de su madre en sus primeros años de vida.

Desde que llegó al Centro, le han hecho varios exámenes médicos y hasta el momento todos han regresado con buenas noticias.

"Se puede esperar una buena recuperación. Esperamos que pronto suba de peso", comentó Rivera Pérez sobre Yuisa, que ahora cuenta con 73 libras.

Explicó que cada tres horas le dan un biberón con 160 mililitros de fórmula de leche de soya y electrolitos. Cuando ya coma alimentos sólidos y tenga 400 libras, podría ser llevada a una "pre liberación" en un área cercada en la costa de Punta Salinas, dentro de las instalaciones de la base de la Guardia Nacional, donde hay abundantes yerbas marinas que comen los manatíes. Un año después, si se acostumbra bien, podría ser completamente liberada.

Mientras tanto, residirá en el Centro junto a otros tres manatíes, cada uno en piscinas diferentes. Los otros son Aramaná de 2 años, Mayagua de 2 meses y Guácara de 8 años.

Rivera Pérez señaló que Guácara, quien fue enviado por una organización en Florida, no puede ser liberado debido a que tiene un pulmón colapsado, luego que un bote lo hirió y no podría sobrevivir sin ayuda.

Dada su condición de salud, en el Centro decidieron adoptarlo y lo incluyen en las iniciativas de educación al público sobre esta especie, que lleva décadas en peligro de extinción.

"Es importante seguir educando, porque en Puerto Rico la población sigue baja", lamentó Rivera Pérez. "Son aproximadamente 700 y Puerto Rico aguanta mucho más que eso", en alusión a los manatíes que puede albergar el país.

Precisó que anualmente se llevan a cabo censos aéreos y en los recientes se ha observado una gran cantidad de manatíes hembras con crías, lo que da a entender que no hay problemas con el aspecto de la reproducción.

 "El problema está en la supervivencia, porque son golpeados por embarcaciones, se afectan por la contaminación y la gente que quizás les alimenta de manera incorrecta", afirmó Rivera Pérez.

La meta de los conservacionistas es lograr que la población llegue a unos 1,000 a 2,000 manatíes de manera consistente por varios años.