La foto de un individuo con una tortuga marina en sus manos se regó a través de las redes sociales provocando la indignación de muchos.

La bromita podría costarle caro al hombre que ahora está bajo investigación del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales .

Y es que contrario a la actitud del individuo, las leyes estatales y federales no se cogen a chiste el asunto de las especies en peligro de extinción.

Por lo tanto está considerado como un delito grave matar, dañar, molestar, atrapar, comprar o vender tortugas marinas, incluyendo sus huevos o esos productos que se inventan como cremas, jabones o prendas derivadas de sus partes.

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Al que sorprendan cometiendo ese delito lo pueden multar con un mínimo de $5,000 hasta un máximo de $50,000. O se puede enviar la persona a la cárcel por un mínimo de 90 días y un máximo de tres años. O el juez puede decidir imponer ambas cosas: cárcel y pago de multas.

La ley también establece que  cazar, coleccionar, poseer o transportar especies vulnerables o en peligro de extinción se multará con un boleto de $5,000 por cada ejemplar o producto derivado.

Y como el desconocimiento de la ley, no es impedimento para que se le aplique con todo el rigor, piénselo bien antes de ponerse graciosito con las tortugas, ya sea peje blanco, tinglar  o carey,  o cualquier otra especie como las ballenas jorobadas, los manatíes, los caballitos de mar, los sapos conchos, los cangrejos, los murciélagos, los guaraguaos, las cotorras, las culebras,  o los coquíes por mencionar algunos.