En 1933, en medio de las dificultades económicas del período de la Gran Depresión, el presidente de Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt, creó una organización dedicada a generar empleos llamada el Civilian Conservation Corps, o Cuerpo Civil de Conservación.

Las “Tres Ces”, como se le conoció en Puerto Rico, se concentró en la conservación de las tierras públicas a lo largo de toda la nación estadounidense, proveyéndoles trabajo a aquellas personas que se encontraban desempleadas por causa de la gran crisis económica que comenzó en 1929.

Adaptándose a las necesidades locales de cada área, este cuerpo de conservación empleó a hombres entre las edades de 19 y 21 años, reclutados tanto en las zonas urbanas como en las rurales a través de toda la Isla.

Cientos de éstos vivían en barracas dentro de los campamentos construidos por el Cuerpo Civil de Conservación. Al amanecer y al son del clarín, los trabajadores iniciaban su día en grupos o brigadas asignadas a multiples tareas de conservación.

A nivel nacional, el Cuerpo Civil de Conservación se concentró en la reforestación de las áreas verdes, al grado de replantar bosques enteros. 

En el Bosque Nacional del Caribe, por ejemplo, las Tres Ces sembró centenaries de árboles nativos y exóticos, duplicando el tamaño del bosque en corto tiempo. Además, estuvo a cargo de la construcción de la carretera 191, que atraviesa el El Yunque de norte a sur, para darle acceso al público a la reserva forestal.

En la década del 30, las brigadas de las Tres Ces también construyeron las instalaciones recreativas del Bosque Nacional del Caribe. Entre éstas, se encuentran el centro de trabajo de los guardabosques, las áreas recreativas de Palma de Sierra y Palo Colorado, las torres de Mt. Britton y el Pico de El Yunque, las piscinas de Baño Grande y Baño de Oro, el centro de investigaciones de El Verde y prácticamente la totalidad del sistema de veredas del bosque.

Varios años después de que las  Tres Ces construyeran los  caminos que dan acceso a las veredas del bosque, El Yunque  fue designado Refugio Insular de Vida Silvestre, por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos.

En 1956, la importancia científica del bosque fue exaltada al  ser designado como bosque experimental. 

En la actualidad, el Bosque  Nacional El Yunque recibe 600,000 visitantes de todas partes del mundo.

Durante la Gran Depresión, la encomiable labor de estos puertorriqueños, muchos de los cuales nunca habían viajado fuera de sus pueblos natales, dejó su huella en otros de nuestros bosques nacionales, como los de Maricao, Susúa, Guavate, Guánica, Piñones y hasta la isla de Mona.

Cuna de biodiversidad

En la sierra de Luquillo se encuentra uno de los bosques tropicales más diversos y estudiados del mundo: la reserva forestal de El Yunque. El único bosque tropical lluvioso en el Sistema de Bosques Nacionales de los Estados Unidos, este fenómeno natural se sostiene gracias las circunstancias muy inusuales de humedad. Por esta razón, el Bosque Nacional El Yunque  alberga una gran variedad de especies. 

El Yunque cuenta con 150 especies de helechos y  240 especies de árboles, de las  que 88 especies son endémicas de Puerto Rico y 23 son únicas del bosque. Además, en sus húmedas laderas residen 12 especies de  coquíes, 11 especies de murciélagos y 8 especies de lagartos. Por si esto fuera poco, también es uno de los escasos lugares en la Isla donde se puede ver, en su hábitat natural, a la cotorra puertorriqueña. Es esta biodiversidad la que hace de El Yunque un ecosistema tan valioso, a pesar de que su área total es 28,900 cuerdas, relativamente pequeña en comparación con otras reservas del Sistema de Bosques Nacionales de Estados Unidos.