Luego de 24 funciones en los principales teatros del País, el próximo 15 de julio culmina la comedia familiar “Hijas de su Madre”.

En mis cerca de 15 años de carrera esta experiencia profesional ha sido, por mucho, la que más gratificación me ha generado pues tuve el enorme privilegio de compartir el escenario con mis hijos. Sí, hablo en plural pues fueron ambos los que me acompañaron: Adrián y Miranda.

Aunque la mayoría de la audiencia ha sido muy generosa reconociendo la labor que Miranda ha realizado sobre el escenario, es justo resaltar el esfuerzo de Adrián tras bastidores. Mientras Miranda ensayaba con el resto del elenco, Adrián junto a su padre y un grupo de voluntarios planificaba y ultimaba detalles para realizar una venta de camisas a beneficio de la fundación del Hospital Pediátrico.

Para Adrián, de 9 años, aquel proyecto requería toda su atención y compromiso. Participó de todo el proceso, desde el diseño de las camisas, ponerle los precios y determinar el proceso que se utilizaría para las ventas. Llegaba temprano al teatro para ponerse a hacer inventario y preparar las mesas donde vendería las camisetas al comienzo, en el intermedio y al final de la obra. Con el pasar del tiempo fue adquiriendo mayores destrezas en el proceso de ventas y les daba incluso recomendaciones a los clientes.

En Humacao, una señora me contó, muerta de la risa, que Adrián con mucha elegancia la corrigió cuando ella pidió una camisa size medium: “Luego de mirarme de arriba a abajo, me dijo que las camisas corrían chiquitas y que yo era large. Nunca me habían dicho gorda de forma tan elegante”, me comentó la simpática señora.

La verdad que, de la misma forma que Miranda creció y maduró muchísimo con la experiencia sobre las tablas, Adrián también creció con su proyecto. Le ayudó a reforzar los valores de responsabilidad y empatía con los demás. Aunque su trabajo pueda haber pasado desapercibido para muchos, él era consciente del alto valor que tenía para las personas que recibirían los fondos. Se alegraba enormemente cuando las ventas eran buenas y se lo contaba a todo el mundo.

Cada hijo es un mundo y desarrollan afinidades diferentes. Aprovechar cada oportunidad para desarrollarlas es menester de nosotros como padres y madres.

Aunque a Adrián también le gustan las artes, especialmente la música y la declamación, disfruta mucho el organizar eventos y actividades. Así que eso fue lo que pudo hacer en mi proyecto y se ha graduado con altos honores. Él es el primer fanático de su hermana en la obra, posiblemente uno de los que más fuerte aplaude al terminar cada función, pero hoy soy yo la que quiero aplaudirlo a él en esta columna.

De paso aprovecho para aplaudir a todos los que realizan trabajo voluntario en ayuda a los más necesitados, cuya labor muchas veces ocurre fuera del radar público. A ustedes mis respeto y reconocimiento.

A quienes no han visto la comedia “Hijas de su Madre”, tienen una última oportunidad el próximo domingo, 15 de julio, en el Centro de Bellas Artes en Santurce.

Además de pasarla bien y reírse un montón, serán recibidos por mi querido hijo a quien verán frente a su mesita tratando de venderles una camiseta para ayudar a los niños y niñas del Hospital Pediátrico.

Ahora, si piden una talla menor a la que se supone que usen, no me hago responsable. 

¡Bravo hijo!