Llegué de mis vacaciones en Perú a forrar libros y libretas, preparando todo para el regreso a clases. Por más que uno planifica, pasan cosas que siempre nos obligan a apretar el paso durante los últimos días. En esas estoy. Ya mis hijos van creciendo y las conversaciones pre back to school son cada vez más específicas e importantes.

Por más arrolla’o que estemos, no puede faltar en el listado de cosas por hacer el sentarnos largo y tendido con nuestros hijos a hablar sobre sus expectativas con el nuevo semestre. Si tienes más de un hijo, como en casa, lo ideal es que esas conversaciones se den por separado. Cada niño es un mundo.

El domingo por la tarde lo dedique a esas pláticas y aquí los resultados. Ambos preocupados por cuáles serán los grupos en que estarán, o sea con que amiguitos les tocará. La nena pendiente a si la escogerán para el equipo de cheerleaders; el nene preguntando sobre las cosas que se supone aprenda en sexto grado. Como es natural, ambos ansiosos con el comienzo de clases.

Me encargué de repasar todas y cada una de sus preocupaciones y junto a su padre, tratar de darles tranquilidad. El darle formalidad a la conversación me permitió enterarme de asuntos que era importante ajustar para darle mayor seguridad y fortaleza a mis hijos durante el inicio de clases.

Aproveché el momento para extender un poco la sábana y hablar de otros temas, sorprendiéndome mi hijo mayor con un tema que pensaba tendría que atender más adelante. Un gran reto que tenemos los padres de estos tiempos, son los muchos ejemplos a los que nuestros hijos se exponen, de personas que logran el éxito profesional, sin educación formal.

Algunos que se convierten en reyes de YouTube por sus ocurrencias y creatividad recibiendo cantidades importantes de dinero mensual. Otros utilizan la plataforma de internet para promover su música con mucho éxito, o utilizar la internet para vender productos y servicios. Nada malo con eso, pues soy la primera en reconocer que las redes sociales son una de mis principales fuentes de ingreso. Dicho eso, aquí está el problema.

Es inevitable que en las discusiones de los preadolescentes se cuestione la utilidad de la educación formal para triunfar en estos nuevos referentes de éxito. Es natural, a todos en algún momento nos pasó por la cabeza el cuestionar la utilidad de alguna materia, para nuestro futuro. Solo que ahora el cuestionamiento comienza mucho antes de entrar a la universidad. Siempre aparecen ejemplos dramáticos de quien con poca o ninguna preparación universitaria se hizo multimillonario y de quien con doctorados en Harvard y Yale la está pasando mal. Esos ejemplos se glorifican y repiten al punto de dar la impresión de que son la norma, no la excepción.

En mi tiempo también se comentaba, pero ahora se ha magnificado. Mi hijo se encontró muy temprano con esa conversación. Insistirle en que la educación formal es la base para lograr cualquier cosa en la vida y que un título universitario nunca sobra será tarea diaria. Que lo vean como una aspiración de vida, seguir siempre sus pasiones y lo que les dicte el corazón, pero reafirmarle el valor del conocimiento y el riesgo que supone el tratar de tomar atajos de la vida.

Me alegró muchísimo haber tenido la oportunidad de hablar con mi hijo de un tema tan importante, lo que no hubiera ocurrido si seguía forrando libros y haciendo loncheras sin mirar hacia el lado.

Incluyamos en este pre back to school la conversación con nuestros hijos como algo fundamental. De nado nos vale tenerle listos sus bultos, uniformes y cartucheras, si no aplacamos sus preocupaciones. Conversar con nuestros hijos será siempre la mejor utilización de nuestro tiempo.