Un desconocido dentista estadounidense de apellido Palmer jamás pensó que saltaría a la fama, o mejor dicho a la infamia tras su último día de caza en la Sabana Africana.

Me lo imagino ese día, armado hasta los dientes y vistiendo algún uniforme especial, seguramente de camuflaje. Al ver al león Cecil, el más grande y hermoso de todos, tiene que haber quedado prendado con su belleza como pasaba con todo el que lo veía. Era el más bello y distinguidos de todos, el hijo predilecto de la Sabana Africana. 

Pero este caballero en vez de disfrutar observando al animal en su entorno natural optó por quitarle la vida. Sin ser amenazado por el león ni su vida correr peligro, lo entrampó cobardemente para hacerlo blanco fácil de sus flechas. Luego de herirlo lo persiguió por dos días para rematarlo y córtarle su cabeza, la cual llevaría luego a su casa como “trofeo”. 

Para guardar aquel recuerdo debe haber posado en actitud triunfal para la típica foto. Por eso pagó $50,000. 

Qué barbaridad, una desgraciada foto que en vez de orgullo debería darle vergüenza. No se trata ni quiera de un duelo entre iguales en iguales condiciones, si no mas bien de un asesinato por asecho. Estoy segura que sin el arco en la mano el encuentro entre Cecil y el cazador hubiera terminado con los calzones del segundo echados a perder. 

¿Cómo darle muerte de forma viciosa a un animal puede entretener y darle placer a un ser humano? Lo peor de todo es que esto no es un caso aislado, la caza de animales por entretenimiento existe hace mucho tiempo y es una actividad más amplia de lo que personalmente quisiera. 

La muerte de Cecil ha levantando una ola de indignación internacional a la cual quiero unirme en esta columna. Debe servir la ocasión para que los países repasen todo lo relacionado a la caza de animales como entretenimiento y diversión. Habla muy mal de la humanidad que todavía permitamos estas prácticas. 

Debemos valorar la vida en su definición amplia no solo cuando lleve el apellido de humana. Salir con un arma a matar vida por el simple propósito de generar adrenalina y divertirnos no esta bien, no ha estado bien. Aún siendo legal en algunas de sus manifestaciones, es una práctica cruel y poco civilizada. Así lo creo de la caza indiscriminada  de animales y de otras manifestaciones de violencia contra los animales. 

La flecha que mató a Cecil debería ser la última que se utilice para la matanza viciosa de animales. No será así, lamentablemente. Pero al menos el debate está activo y de seguro permitirá adelantos importantes.