Por más que ensayes y te prepares, hay momentos cuando lo inevitable ocurre.

Esos son los momentos que definen al ser humano, pues nos toca demostrar de qué estamos hecho.

Al elenco de “Hijas de su Madre” le tocó su momento el pasado sábado en Humacao, durante la presentación de la función número 15.

Tengo que hacer un paréntesis para agradecer el respaldo de la gente a esta comedia familiar que le da taller a muchos artistas y personal de producción. Acabamos de celebrar en Humacao las funciones número 14, 15 y 16.

Algunos nos decían que por lo fuerte que está región fue golpeada por el huracán María, si lográbamos una función sería un milagro, pero se hicieron tres funciones llenas a capacidad, incluido el Día de las Madres. ¡Estamos muy agradecidos!

Bueno, pero no todo fue chulo y relax en Humacao. Pasamos un gran mal rato en la función del sábado cuando en la parte más importante de la obra, el sonido se vino abajo.

“¡Esto se j…!”, escuché decir por lo bajo a uno de los muchachos de la producción, entrándome de inmediato un frío cortante por las piernas.

Por un momento se fueron los micrófonos, añádale los vídeos y la música. Tampoco estaba “set” el sistema de comunicación que permite dar los “cue” para que los elementos de la obra fluyan.

Todo se debió a que una fluctuación en el voltaje, y aquí repito, según dijeron, perjudicó el sistema eléctrico del teatro, o sea, un bajón de luz, algo ya muy normal en nuestro debilitado sistema.

Estuvimos al borde del caos.

Nos tocó improvisar y echar el resto sobre el escenario para salvar la situación.

Nuestra gente de producción, por su parte, se movió con rapidez y entre una cosa y la otra se logró terminar la función adecuadamente. La gente aplaudió, se rio a carcajadas y disfrutó. Saben que algo raro pasó, pero el esfuerzo del elenco compensó aquella falta.

Los imprevistos ocurren en la vida, no podemos evitarlos. Hay que dar la cara y no permitir que nos afecten negativamente. Los aceptamos, remediamos lo que se tenga que remediar y seguimos adelante.

El que se atreve a participar y enfrentar los retos, siempre en algún momento se va a equivocar, tarde o temprano algo no le saldrá bien y tiene que tener la fortaleza para enfrentar ese momento difícil superarlo y seguir adelante.

En la televisión me ha tocado varias veces y ustedes han sido testigos de algunos de esos momentos. Entre las últimas metidas de patas resalta la vez en que se me enredó la lengua cuando iba a decir el nombre de un invitado que se llamaba Arón y dije una mala palabra.

También hace poquito tuve una batalla campal con una gallina en pleno show, llevando yo la peor parte. También me he caído, se me han olvidado cosas, se me ha roto la ropa y por ahí podemos seguir.

Ya lo veo como parte del trabajo y aunque me preparo muy bien para evitar estos momentos, soy consciente de que pueden ocurrir.

El miedo a los imprevistos no puede limitar nuestra vida. De seguro habrá muchos imprevistos en la vida, para quienes sigan intentando hacer cosas nuevas y diferentes