Llegó el verano, tiempo de sol, arena y trajes de baño. 

De seguro encontraremos nuestras playas atestadas de bañistas exhibiendo sus cuerpos, algunos muy bien definidos y otros con su chichito por aquí y estría por allá. 

Nada malo con eso, así somos.

Nadie debe privarse de disfrutar un buen chapuzón por el hecho de que el traje de baño no le entalle como los demás quisieran. 

Ese fue el caso dela queridísima Adamari López, una de las artistas puertorriqueñas, a mi juicio, más talentosas.

Como es normal, Adamari disfrutó de un día de playa junto a su esposo y colocó una foto muy bonita en las redes exhibiendo un traje de baño de una sola pieza. 

De inmediato, el odio de las redes sociales se hizo sentir y comenzó un aguacero de críticas a su figura. Que si le faltaba por aquí o le sobraba por allá. 

Criticas viciosas que estoy segura vienen de gente que proyecta sus complejos atacando a los demás. 

Así lo expresó Adamari cuando se le preguntó: “Creo que cuando la gente critica, se están criticando a ellos mismos... Yo no lo tomo personal. Lo más probable es que quienes critiquen tengan un vacío en sus vidas, que se ve reflejado en el intento de destruir o denigrar a los demás”. 

Totalmente de acuerdo con Adamari, y yo les diría más.

Hay gente que sufre viendo a los demás felices. Están llenos de amargura y quieren contagiar con ella a todo el que se proyecta diferente. A esa gente hay que tenerlos de lejitos, ya que son vampiros de alegría que si les permites entrar en tu vida, ya sea de forma directa o por las redes, te drenan el ánimo y el entusiasmo. 

La foto que Adamari muy gentilmente comparte con sus seguidores refleja felicidad y alegría, pero algunos optan por fijarse en lo trivial. 

Algunos pensarán que las figuras públicas, por públicas, tienen que aguantar todo lo que venga. Bueno, eso no significa que tengan que callar o ajustar su forma de vida ante la presión injusta de algunos sectores de la sociedad. 

Una bonita sonrisa es la “estaca al corazón” que mejor funciona contra los vampiros que abundan en las redes sociales. 

Me gustaría que la próxima vez que Adamari salga con la familia para la playa, en vez de ponerse un traje baño de una pieza, se ponga un bikinazo y pose para la cámara exhibiendo su bella sonrisa. 

Y que los vampiros sufran y se coman por dentro hablando toda la ñona que quieran.