Ayer participé nuevamente en el evento cumbre de la organización sin fines de lucro SER de Puerto Rico. 

Como de costumbre, los medios de comunicación unieron esfuerzos para APOYAR a SER en su campaña para recaudar fondos y así ayudar a sufragar parte de los gastos en los que la organización incurre para ofrecer servicios de calidad a personas y niños con necesidades especiales. 

Los niños y las niñas símbolos siempre se roban el show y el corazón de nuestro pueblo. Este año conocimos a Rafael del Valle, a Moisés Burgos, a Amanda Rodríguez y a Jeremy Quiles, quienes, al igual que toda la amplia familia de SER, miran hacia el futuro con esperanza y sueñan con tener una vida independiente y llena de felicidad.

Sus progenitores, siempre a su lado, no se cansan de agradecer a la gente de SER de Puerto Rico, validando con sus palabras lo necesario que resultan estos servicios. 

 Por fortuna los puertorriqueños respondimos en grande, logrando con nuestras aportaciones superar las expectativas de la organización. 

Valía un millón ver las sonrisas de los niños y padres al conocer el resultado del esfuerzo de recaudación de fondos.

No es para menos, pues nada es más importante en sus vidas que poder continuar recibiendo sus terapias y servicios. 

Lamentablemente los fondos nunca son suficientes. 

Siempre hace falta más ayuda, sobre todo porque la necesidad de servicios es enorme. Servicios que no siempre las instituciones de gobierno pueden ofrecer con igual grado de efectividad y tampoco a igual precio. 

 Hace poco escuché que un informe reciente establecía que al gobierno le cuesta mucho más que a las organizaciones sin fines de lucro ofrecer servicios similares. 

Por tal razón es importante seguir considerando a las organizaciones como SER a la hora de distribuir el presupuesto público. 

Por dura que esté la cosa, que la está, se deben buscar alternativas para evitar que se afecten las operaciones de organizaciones sin fines de lucro como SER, que tan necesarios servicios brindan a la sociedad. 

 Debo reconocer otras como Crearte, Nuestra Escuela, Peces, Sor Isolina Ferré  y muchas más, con las cuales en distintos momentos he podido colaborar de una u otra forma. 

Sus entusiastas líderes, como Nilda Morales en SER, además de echar el resto por la gente a la que sirven, son conscientes de los tiempos que vive Puerto Rico, y como todo el mundo, están haciendo sus ajustes. 

 No ha faltado quien cuestione el trabajo de estas organizaciones, a lo mejor por alguna mala experiencia de la cual no están exentas. 

Una golondrina no hace verano, así que es injusto generalizar, sobre todo cuando la gran mayoría de estas organizaciones tiene un historial intachable de servicio y compromiso con nuestro país.

Ayer fue un día mágico, de emoción, y especialmente de solidaridad. 

Con la satisfacción del deber cumplido al conocer que una vez más se superó la meta de recaudos, nos despedimos del Telemaratón conscientes de que serán muchas las vidas beneficiadas. 

Nos despedimos también con la alegría de saber que nuestro pueblo sigue respaldando las causas buenas.