Aunque soy natural de Cidra, resido en Guaynabo hace más de 10 años.

Por eso me llamó la atención escuchar la noticia de que habían visto a la famosa gárgola de Barceloneta “jangueando” en Guaynabo. Es el tercer pueblo donde se le ve, el primero fue Guánica.

En todos, las gallinas han sido víctimas de su apetito por la sangre. Las historias de quienes afirman haberla visto son bastantes parecidas, aunque parece haber discrepancias sobre la forma en que se comunica.

Algunos la han escuchado refunfuñando, otros haciendo como un pájaro, pero de que la han visto, la han visto y no lo dudo.

La mente humana es capaz de muchas cosas. “El vampiro de Moca”, el “Comecojoyo”, el “Chupacabras”, “La Llorona”, “La Gárgola” y otros, surgen de la necesidad de humana de encontrarle explicaciones a las cosas que parecen extrañas.

Nada más poderoso y también peligroso, como la mente humana. Es capaz de cualquier cosa. Por su creatividad crea y convierte en mito a la Gárgola y al Chupacabras, también crea otros monstruos y fantasmas que llevan a la gente a ver cosas donde no existen.

Hay gente que inventa historias de todo el mundo, del vecino, de sus familiares, de las parejas de sus hijos, de los maestros de la escuela. ¡De medio mundo!

Lo peor es que repiten la historia tantas veces que terminan creyéndosela. Que si aquel la tiene cogida conmigo. Que si el otro lo mira mal. Que tal persona nunca perdona algo que pasó hace 40 años. Se meten cosas en la cabeza y no hay quien se las saque. Los escuchas decir que no creen en casualidades y tratan de encontrarle una explicación a todo. El problema es que, si no la encuentran, se la inventan.

Yo difiero de quienes así piensan, hay cosas que simplemente ocurren por causalidad. No vale la pena estar buscándole la quinta pata al gato. Perdemos energía, ánimo y fuerzas. Nos drenamos. La gárgola de Barceloneta es inofensiva, solo provoca gracia y sirve para entretenernos un rato. Pero las otras gárgolas, las que creamos en nuestra mente, envenenan a la gente y provocan que vivan pensando que el mundo entero conspira contra ellos.

Cuando critiquemos a los que se visten con ropa de camuflaje y machete en mano para cazar algo que no existe, asegúrese bien de no estar haciendo lo mismo.