Le comenté al cantante Guillermo Dávila que estaba loca por ir a su concierto y que allí íbamos a escuchar sus éxitos musicales como  “Me pongo a pintarte y no lo consigo...”, “Solo pienso en ti, solo pienso en ti…” y también, “Sospecho, que no tienes prisa…”.

Él me contestó al instante que las tres frases eran de una misma canción y de inmediato hubo un silencio que yo sentía eterno. Todo esto al aire en la grabación del programa “Alexandra de Noche”. Me quería meter debajo del sofá del bochorno, nos echamos a reír y continuamos la entrevista.

Aunque se supone que uno se prepare para que estas cosas no pasen, en ocasiones, ya sea por despiste o casualidad, simplemente pasan. Son tan comunes los “oops”, “bloopers” o “huevos” en la televisión que hay programas completos dedicados a ellos.

Este no ha sido el único “blooper” que he tenido frente a las cámaras en los pasado años. Se me ha trabado la lengua,  he confundido los nombres, se me han roto las tacas y una que otra caída.

Afortunadamente no estoy sola, prácticamente todos los que trabajan en los medios tienen sus historias.

La mami Sonya tiene récords en caídas frente a las cámaras, Susan Soltero se hizo famosa por las rodadas en El Morro, Raymond Arrieta hace mucho tiempo exageró la prominencia de su entrepiernas al interpretar un bailarín de ballet, costándole unas semanitas de suspensión. Dagmar llegó a una función al teatro que no era y mi favorito es el que le ocurrió a Gladys Rodríguez. Nuestra primerísima actriz entró llena de rolos a un escenario gritando: “¡Llegué, llegué!”, justo cuando ya se estaba llevando a cabo la obra, una de época en la que participaban otras actrices y no ella.  Con la suavidad que la caracteriza salió del escenario haciendo el famoso “moonwalk” de Michael Jackson.

En fin, a todos nos ha pasado algo y nadie esta exento de que le vuelva a pasar.  Eso sí, tenemos que procurar que estos “bloopers” sean la excepción y no la norma. 

Tampoco podemos cogerle miedo a la posibilidad de que podamos enfrentar imprevistos, porque mientras más oportunidades tengamos de hacer cosas, más posibilidades hay de que surjan. No solo en la televisión, también nos pueden ocurrir en la vida cotidiana, haciendo una fila, en el trabajo, llevando los niños a la escuela o realizando  alguna presentación. De pronto las cosas no salen como lo teníamos planificado y se nos presenta alguna situación embarazosa.

Una vez ocurren nada ganamos con quebrantarnos o lamentarnos deseando que nunca hubiera ocurrido. Nos toca respirar hondo, tomarlo con simpatía y seguir adelante. No debemos olvidar que quien presencia nuestros “oops” de seguro en algún momento ha vivido algo parecido. La posibilidad de que situaciones como estas sucedan no deben desanimarnos a seguir viviendo con intensidad e intentando hacer las cosas que nos gustan e interesan. Claro, siempre debemos prepararnos bien para evitar contratiempos, pero cuando los encontremos de frente, buena cara, una sonrisa y pa’lante.

Demás esta decirles que al terminar el show me puse a repasar todas las canciones de Guillermo para sorprenderlo cuando regrese al programa. Cosas que pasan…