Si los grandes cruceros que transportan miles de personas no son lo suyo, no se preocupe, hay una abundante selección de barcos pequeños que recorren ríos y mares, incluso las regiones polares, que surgen como alternativas más que interesantes. 

Este año están asomando en el mercado nuevos barcos para ríos como los de AmaWaterways y Crystal Cruises. Los acompañan naves para expediciones más largas de Ponant y Scenic Luxury Tours & Cruises. Y Viking, que alguna vez era conocido solo por sus paseos por ríos, contará este año con su quinta nave interoceánica. Hasta los Viking oceánicos son más pequeños que las embarcaciones de 4,000 a 6,000 pasajeros que se han convertido en la norma en firmas como Royal Caribbean: Viking Orion, que zarpará por primera vez a mitad del año, tiene capacidad para 930 pasajeros. 

La experiencia de un crucero con unos pocos cientos de personas es muy distinta a la de las ciudades flotantes con decenas de restaurantes y atracciones como los toboganes acuáticos para miles de pasajeros. 

“Aquí no se habla de toboganes”, comentó Eva Santiago, subdirectora de las operaciones de a bordo del Seabourn Sojurn. Santiago era una de 360 integrantes del personal de la nave que hace poco ancló con 450 pasajeros. La relación de un tripulante por pasajero ofrece un servicio mucho más personalizado que el de una nave cuatro o cinco veces más grande. Los barcos más pequeños no tienen espectáculos de Broadway, pero podría toparse con Santiago cantando una ópera en la cubierta del Sojourn, bajo las estrellas. 

Los barcos pequeños son generalmente más caros que los grandes, pero casi siempre está todo incluido, hasta alcohol, excursiones y otras cosas por las que se paga extra en los cruceros grandes. 

Las naves más pequeñas tienden a ser más sobrias y elegantes, con un estilo simple que contrasta con el toque de Las Vegas que a menudo caracteriza a los barcos más grandes. Si se trata de barcos que ofrecen contactos con la naturaleza en recorridos por las Galápagos o Groenlandia, las naves pueden tener menos comodidades abordo pero experiencias más intensas en tierra que las que brinda un crucero que para en balnearios. 

El hecho de que un barco sea pequeño no implica que no ofrezca cosas especiales. 

Ponant está lanzando dos barcos, Le Laperouse y Le Champlain, con un lounge llamado Blue Eye, debajo de la línea del agua y que tendrá dos ventanas y pantallas digitales que muestran la vida submarina y trasmiten los sonidos y las vibraciones debajo del agua. 

En el 2019 se estrenará el AmaMagna de AmaWaterways, que permitirá a los pasajeros practicar deportes acuáticos e incluso salir a remar en kayaks. 

Scenic Luxury Tours & Cruises lanzará este año un yate llamado Scenic Eclipse con capacidad para 228 pasajeros, que recorrerá las regiones polares y todo lo que hay entre ellas. Contará con un helicóptero y con un submarino para uso de los pasajeros. 

Muchos barcos pequeños se especializan en itinerarios que jamás se imaginaría alguien acostumbrado a visitar el Caribe. Paul Gauguin Cruises ofrece viajes a la Polinesia Francesa. Celestyal Cruises funciona desde Grecia y se especializa en esa región, pero tiene viajes de siete días a Cuba que permiten pasar en la isla más días que los que contemplan los grandes cruceros, generalmente una o dos noches en la isla como parte de un recorrido más amplio por el Caribe. 

Los cruceros europeos por ríos tienen muchas más opciones de lo que mucha gente se imagina. “En Europa puedes ir desde Bélgica y Holanda hasta el Mar Negro” por agua, dijo el fundador de AmaWaterways Rudi Schreiner. "Son más de 4,800 kilómetros (3,000 millas) por vías acuáticas de Europa”.