WASHINGTON — Las políticas de tolerancia cero son ineficaces en el combate al bullying, señaló un grupo independiente de asesoría gubernamental, el cual exhortó a las escuelas a tomar una postura de mayor prevención en la que se incluya inculcar la tolerancia para atender este "grave problema de salud pública".

En el reporte publicado el martes, la Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina detalló que el bullying ya no debe ser visto como un mero asunto de chicos comportándose como chicos. "Su prevalencia perpetúa su normalización. Pero el bullying no es una parte normal de la infancia", subraya el reporte.

Los investigadores concluyeron que las escuelas deben poner fin a sus políticas de tolerancia cero que suspenden automáticamente a los estudiantes que abusan o acosan a sus compañeros.

"No existe evidencia de que impacten de una manera positiva", dijo Catherine Bradshaw, profesora y decana asociada en la Universidad de Virginia, y que forma parte del comité que escribió el reporte. "De hecho puede ser más perjudicial que benéfico y tampoco provee del entrenamiento de habilidades ni reemplaza los comportamientos entre los jóvenes que son suspendidos o expulsados".

El reporte también indica que las políticas de tolerancia cero podrían generar que no se reporten todos los casos de bullying debido a que la percepción es que las suspensiones representan un castigo demasiado estricto.

Frederick Rivara, presidente de la comisión y profesor de pediatría y epidemiología en la Universidad de Washington, advirtió que el acoso escolar tiene consecuencias negativas duraderas y no debe ser ignorado. "Pese a que no existe una solución inmediata ni instantánea, la evidencia respalda claramente a las políticas de prevención e intervención y a la práctica", afirmó.

Los programas que enseñan a los niños a convivir en cordialidad unos con otros, y qué hacer si ven a otro niño siendo víctima de bullying, han demostrado ser más efectivos, dijo Rivara. Los padres también pueden hacer su parte, señaló, al alentar a sus hijos a contarles si es que son víctimas de bullying, reportarlo a la escuela o al profesor, y asegurarse de que su colegio tenga programas eficaces en contra del bullying.

Otra miembro del comité, Sandra Graham, profesora en UCLA, dijo que las escuelas deben ser más proactivas al enseñar tolerancia. "Debemos ser capaces de aprender a vivir, aceptar y convivir con personas que son diferentes a nosotros", aseguró.

"Los bravucones a menudo son muy populares, y hay muchos niños que hacen bullying para mantener su popularidad y estatus social, así que es un tema que las escuelas necesitan atender", añadió Graham.

El comportamiento abusivo se puede ver desde el prescolar y alcanza su punto más alto en los años de educación media, señalaron los investigadores. El problema ha cambiado del escenario tradicional de bravuconería en el patio de la escuela, a nuevas formas de agresión, como el cyberbullying a través de redes sociales.

El reporte señala que tanto abusadores como víctimas pueden sufrir consecuencias a corto y largo plazo, incluyendo bajas calificaciones, ansiedad y depresión.

Un reporte gubernamental sobre delitos escolares que publicó este mes el Centro Nacional de Estadísticas de la Educación de forma conjunta con el Departamento de Justicia, dejó entrever que el bullying ha sufrido un notable declive en relación a hace 10 años. Reveló que el porcentaje de escuelas públicas que reportan casos de bullying al menos una vez a la semana se redujo del 29% entre 1999 y 2000 a solo el 16% en 2013-2014.

La Academia Nacional fue más cautelosa en su intento por medir la extensión del problema del bullying en todo el país. En su reporte señalan que es posible que el bullying afecte a entre 18 y 31% de los jóvenes. Sus estimados para víctimas de bullying cibernético fueron más bajos, entre el 7 y el 15%.

El comité también analizó la relación entre el bullying y los tiroteos en las escuelas, pero concluyó que los datos no están claros en el papel del bullying como factor o causa de los tiroteos. Tampoco encontró una relación causal entre ser víctima de bullying y el suicidio.