HOUSTON — Una mujer nacida en México y radicada en Houston fue sentenciada hoy, viernes, a cadena perpetua por el asesinato de su novio al atacarlo por lo menos 25 veces en el rostro y la cabeza con el tacón de 14 centímetros (5.5 pulgadas) de su zapato.

Ana Trujillo lloró en silencio al escuchar la sentencia por el asesinato de Alf Stefan Andersson, de 59 años, en junio pasado en el condominio de él en Houston. La mujer había sido declarada culpable el martes.

"Nunca quise lastimarlo", dijo Trujillo antes del fallo. "Nunca fue mi intención. Lo amaba. Quería alejarme. Nunca quise matarlo".

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Los fiscales dijeron que Trujillo, de 45 años, atacó a Andersson durante una discusión tras una noche de juerga. Jack Carroll, abogado defensor de la mujer, argumentó que Andersson, un profesor e investigador de la Universidad de Houston, la atacó y ella se defendió con la única arma que tenía disponible: su zapato.

Carroll dijo que la cadena perpetua es una sentencia demasiado severa y cree que el jurado "se preocupó sobre su peligrosidad en el futuro... no creo que ella sea peligrosa".

Ylva Olofsson, sobrina de Andersson, dijo que la familia se hallaba feliz por el veredicto.

"Mi tío era un gran hombre. Era bondadoso. No se merecía lo que le sucedió. Estamos felices de que se haya hecho justicia", señaló.

La fiscalía informó que los miembros del jurado —que se negaron a hablar con los reporteros tras el veredicto— les dijeron que la evidencia física les demostró que no se trataba de un caso de defensa propia.

"Ella lo golpeó 25 veces en la cabeza. Eso es algo muy difícil de superar", dijo el fiscal John Jordan.

El miércoles, los fiscales habían presentado a 19 testigos durante la fase de sentencia del juicio. La mayoría de ellos detalló los antecedentes delictivos de Trujillo o experiencias de primera mano en las que se puso violenta hacia ellos cuando tomaba bebidas alcohólicas.

Trujillo fue arrestada en dos ocasiones por manejar en estado de ebriedad, una vez en 2008 y otra en 2010. Un examigo de ella dijo al jurado que en 2009 lo derribó golpeándolo con un candelero sin motivo.

Varios testigos, incluidos familiares y amigos, dijeron que Andersson, nacido en Suecia y posteriormente ciudadano estadounidense, tenía problemas con su manera de beber, pero lo describieron como una persona apacible, tranquila y nunca violenta.