El 22 de noviembre de 1963, familias enteras se sentaron en la sala a ver el único televisor que posiblemente había en su casa para, de alguna forma sentirse parte de la visita del presidente John Fitzgerald  Kennedy en Dallas, Texas. Lo que muchos no se imaginaron es que terminarían siendo parte de uno de los sucesos más trágicos que ha marcado la historia estadounidense: el asesinato del mandatario más joven de la nación.

Periodistas de diferentes medios de comunicación le seguían los pasos a Kennedy y su esposa, Jacqueline, quienes se paseaban en una limusina convertible  mientras se dirigían en caravana a un almuerzo, en el que se esperaba que el presidente pronunciara un discurso, con el fin de buscar votos para su reelección.

Cuando la comitiva giró hacia Dealey Plaza, un hombre que luego fue identificado por las autoridades como Lee Harvey Oswald, realizó varios disparos, dos de los cuales alcanzaron al presidente en el cuello y la cabeza.

Todo se convirtió en un caos; nadie entendía lo que ocurría, solo quienes estaban presentes en aquel lugar.

“Me había sentado con mis padres a ver el evento por la televisión. Obviamente no podías ver (lo que ocurría) de cerca”, comentó en una entrevista Margery Eagan, columnista del Boston Herald.

De hecho, seguramente muchos se enteraron de la noticia cuando el periodista ancla del noticiario de CBS en aquel entonces, Walter Cronkite,  se quitó los espejuelos y anunció que el presidente había muerto.

“Caminando hacia casa, vi que todos estaban estacionando sus carros y escuchando la radio. Recuerdo estar pegado al televisor por cuatro días”, recordó Bob Rosenthal, profesor de la universidad Suffolk  en una entrevista con el Boston Herald Radio.

Y es que en aquella época las noticias importantes rompían por la radio o por la televisión. No existían los celulares ni las redes sociales. Es por esta razón que nos salta la pregunta, ¿cómo hubiese sido la cobertura de la noticia hoy día?

Los medios impresos competirían con los tradicionales a través de sus cuentas en las redes sociales y sus respectivas páginas web, aunque tendrían como reto dar un contenido diferente a lo ya publicado en las plataformas digitales.

Las imágenes de toda la cobertura serían casi instantáneas ya que los fotógrafos podrían publicarlas en sus cuentas de redes sociales antes de transmitirlas para su medio. 

De igual forma, los periodistas harían varias tareas al mismo tiempo. Por ejemplo, entrevistarían, grabarían, tuitearían y hasta transmitirían en vivo para las plataformas digitales.

El ciudadano común se convertiría en una potencial fuente de información e imágenes, como sucedió durante  el ataque terrorista en Nueva York el 11 de septiembre de 2001 y en el maratón de Boston el pasado 15 de abril. Con una amplia cobertura, se podrían obtener más detalles de los hechos en poco tiempo.

Si la realidad mediática de la época hubiera sido como la actual, la audiencia hubiera tenido la información noticiosa no solo en la televisión, radio y periódicos, sino que las redes sociales, aplicaciones móviles y las páginas web le permitirán acceso a la información desde cualquier lugar donde el usuario se encontrara.

Dado que hoy se conmemora el 50 aniversario del asesinato de John Kennedy, en nuestras redes sociales estaremos haciendo un recuento de los hechos del evento noticioso en los momentos que ocurrieron.