TONGANOXIE, Kansas, EE.UU. — Cuando Shannon Reischman observa la colina detrás de la granja de sus suegros en las afueras de Tonganoxie, al noreste de Kansas, ve un oasis rural muy cerca de los empleos bien remunerados de Kansas City.

Tyson Foods pensó que esta comunidad de 5.300 habitantes sería un buen lugar para instalar una planta procesadora de pollo de 320 millones de dólares. A Reischman y otros residentes, no obstante, no les gustó la idea y así lo dejaron saber en las redes sociales.

Funcionarios y ejecutivos están perplejos ante la decisión de esta pequeña ciudad de decirle no a una planta que hubiera creado 1.600 puestos de trabajo.

“No queremos ser una comunidad que produce pollo”, afirmó Reischman, de 36 años, madre de cuatro hijos, que vive en una granja de cuatro hectáreas.

Ella y sus vecinos consideran que la comunidad tiene una buena estabilidad económica y no quieren lidiar con problemas con el medio ambiente, escuelas atestadas y congestionamientos de tráfico.

Reischman dice que está segura de que su familia podría oler desde su casa el hedor generado por la operación de Tyson, pero que ese “es el menor de nuestros problemas”.

Los opositores al proyecto afirman que Tonganoxie no necesita empleos que pagan de 13 a 15 dólares la hora.

“Aquí viven profesionales que tienen sus empleos, sus compañías y sus carreras”, y que trabajan en Kansas City, afirmó Kirk Sours, de 57 años, gerente de la hacienda ganadera Tailgate Ranch en las afueras de Tonganoxie. “Esta comunidad está a una distancia ideal para que la gente pueda ir a sus trabajos en la ciudad”.

Si bien es cierto que la posibilidad de que la planta de Tyson atrajese inmigrantes, los detractores del proyecto aseguraron que a ellos no les preocupa quien haga el trabajo, sino si la paga justificaría los potenciales problemas asociados con la planta.

“Si alguien quiere construir una fábrica que paga 30 dólares la hora, no creo que haya mucha resistencia”, expresó Eric Thompson, director de la Oficina de Investigación Empresarial de la Universidad de Nebraska-Lincoln.

Los ejecutivos de Tyson dicen que se dejaron estar y permitieron que los opositores montasen una efectiva campaña a través de la internet.

“A menudo dejamos que los activistas tomen la iniciativa y nosotros reaccionamos”, declaró Chris Young, director ejecutivo de la Asociación de Procesadores de Carnes.

La oposición de Tonganoxie a la planta se parece mucho a la resistencia que montaron Mason City, en el centro-norte de Iowa, a la llegada de una planta procesadora de carne de cerdo Prestage Farms, y Nickerson, Nebraska, a una procesadora de pollo de Lincoln Premium Pultry.

Uno de los factores que más incidió en la negativa de Tonganoxie fue el secreto que rodeó todo el proyecto. La iniciativa se anunció cuando ya estaba todo casi cocinado.

Jen Peak, una de las líderes de la oposición al proyecto de Tyson, se pregunta si Tyson alguna vez tuvo en cuenta el hecho de que la comunidad es lo suficientemente fuerte como para ser selectiva en torno a lo que admite y lo que no.

Cuenta con una fábrica de zapatos ortopédicos, otra que trabaja en la producción de aparatos médicos y un productor de piedras para pavimentos.

“Se subestimó a toda la comunidad”, manifestó Peak, quien tiene 40 años. “Ahora ya saben que tienen que conocer la zona donde piensan instalarse”.

 Otras localidades de Kansas han confirmado públicamente que les gustaría que la fábrica de Tyson abriese allí.

La oposición al proyecto en Tonganoxie se movilizó rápidamente. Abrió una página en Facebook, que dos días después del anuncio de Tyson tenía 3.400 miembros. Y entre 2000 y 3000 personas asistieron a una asamblea para analizar la iniciativa.