Los Ángeles  - Al cumplirse ayer el cincuentenario de la firma de la Ley de Inmigración y Nacionalidad de 1965, que facilitó la llegada a Estados Unidos de inmigrantes de todo el mundo, la configuración étnica y racial del país ha cambiado de manera notable.

La ley firmada por el presidente Lyndon B. Johnson el 3 de octubre de 1965, al contrario de lo que afirmaban sus promotores durante la discusión de sus cláusulas ante el Congreso, cambió notablemente los países de origen de las personas que emigraron a Estados Unidos.

"Influyó mucho, porque por primera vez inmigrantes de origen latino a lo largo y ancho de América Latina pudieron emigrar y legalizarse, en contraste con el flujo europeo", dijo hoy en entrevista con Efe el presidente interino del Senado, el demócrata Kevin de León.

"Eso cambió el mosaico de los Estados Unidos y quienes mayormente se beneficiaron fueron el país vecino, México, y los países del sur de México como son los países centroamericanos", agregó el legislador hispano quien también mencionó el resto de países de América del Sur.

Al firmar la ley, el demócrata Johnson, quien asumiera la presidencia en 1962 tras el asesinato de John F. Kennedy y posteriormente fuera reelegido en 1964, argumentó que se estaba cambiando un sistema anterior que violaba la democracia del país.

"El sistema (antiguo) viola el principio básico de la democracia norteamericana, el principio según el cual la valoración y la recompensa de cada hombre deben establecerse sobre la base de sus méritos como hombre", argumentaba al firmar la ley que entró en vigencia el 1 de julio de 1968.

La Ley de Inmigración y Nacionalidad junto con otra similar de 1952 que amplió los cupos de inmigrantes asiáticos y removió la raza como una razón de exclusión, representaron uno de los cambios más importantes en la legislación estadounidense sobre inmigración, según destacó un análisis del centro PEW.

"Una combinación de factores políticos, sociales y geopolíticos llevó a la aprobación de la ley marco de inmigración y nacionalidad que creó un nuevo sistema favoreciendo la reunificación familiar y los inmigrantes calificados, más que las cuotas por países", señaló D'Vera Cohn en el análisis de PEW.

"Anteriormente había un gran enfoque (de la inmigración) hacia personas venidas de los países europeos y desde luego eso ha cambiado grandemente ahora después de 50 años de que la ley ha estado en vigencia", declaró a Efe el abogado Nelson Castillo, especialista en leyes de inmigración.

"En mi forma de verlo, yo considero que el país se ha enriquecido con los inmigrantes en todos los años que tenemos de existencia pero falta ver cómo va a seguir siendo en el momento en que la diversidad se sigue incrementando", agregó.

El senador Ted Kennedy, en su defensa del proyecto ante el senado aseguró que la nueva ley no generaría un gran flujo de inmigrantes ni cambiaría la composición étnica del país.

"En primer lugar, nuestras ciudades no se inundarán de millones de inmigrantes cada año. Con la ley que proponemos, el nivel actual de inmigración seguirá siendo esencialmente el mismo. En segundo lugar, la composición étnica de este país no se verá alterada", aseguró Kennedy.

Para la analista política Ann Coulter, autora del controvertido libro "Adiós América", la ley fue una estrategia política del partido demócrata para ganar votantes.

"Hace medio siglo, los demócratas miraron al país y se dieron cuenta que nunca iban a convencer a los estadounidenses para que estuvieran de acuerdo con ellos. Pero también notaron que había gente en muchos otros países del mundo que ya estaba de acuerdo con ellos", escribió Coulter en un artículo publicado esta semana en el portal Townhall.com.

Según la analista republicana, "la solución era obvia" y el senador Kennedy logró una ley "que ha atraído 59 millones de extranjeros a nuestras costas" y que votan 8 a 2 en favor de los demócratas.

El análisis de PEW destacó que en 1970 había 9 millones de hispanos en todo Estados Unidos mientras que hoy los hispanos superan los 60 millones.

Castillo, él mismo un inmigrante, considera que si hacen un esfuerzo para integrarse al país y asimilar la cultura, la diversidad de los inmigrantes es favorable, aunque ello podría cambiar y hay que evaluarlo constantemente.

"Mi experiencia ha sido que los inmigrantes que desean quedarse en los Estados Unidos quieren integrarse lo más pronto posible y quieren aprender el idioma, lo que les va a facilitar movilizarse más arriba, dependiendo de donde vengan, en su grado educación", concluyó el jurista salvadoreño.