Washington.- El despido del director del FBI, James Comey, ya persigue al presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Al cesar a Comey la semana pasada, Trump avivó la posibilidad muy real de que el respetado funcionario, conocido por su naturaleza comunicativa y su resistencia a los convencionalismos políticos, pudiese resurgir en público.

Y aunque el propio Comey guarda silencio, sus colaboradores desvelaron intrigantes detalles de sus encuentros con Trump.

El martes, una persona cercana reveló que Comey escribió un memorándum que recoge que Trump le pidió cerrar una investigación sobre el exasesor de seguridad nacional, Michael Flynn.

Comey, conocido por mantener registros en papel de reuniones sensibles, puso por escrito la petición del presidente poco después de un encuentro con el republicano en la Oficina Oval en febrero, dijo a The Associated Press un colaborador que tuvo acceso al documento y que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a hablar sobre él.

El FBI y el Departamento de Justicia declinaron realizar comentarios el martes sobre el contenido del informe, que fue reportado en primera instancia por The New York Times. La Casa Blanca rechazó el reporte.

La conversación ocurrió semanas después de que el FBI entrevistase a Flynn por sus contactos con el embajador de Rusia en Estados Unidos y luego de que la secretaria interina de Justicia, Sally Yates, advirtió a la Casa Blanca de que Flynn había ofrecido información errónea sobre sus conversaciones y que podría ser vulnerable al chantaje.

Flynn se vio obligado a dimitir el 13 de febrero tras los reportes sobre la conversación entre Yates y la Casa Blanca.

Las noticias publicadas el martes sobre la petición del presidente a Comey renovó de inmediato las preocupaciones de los demócratas del Congreso de que Trump estaría intentando obstruir una investigación que estudia una posible coordinación entre Rusia y la campaña de Trump.

"Estamos siendo testigos de un caso de obstrucción a la justicia en tiempo real”, manifestó el senador de Connecticut Richard Blumenthal, miembro del Comité Judicial y exfiscal federal, en un comunicado en el que pidió el nombramiento de un fiscal especial para investigar los hechos.

Algunos republicanos pidieron también acciones, instando a Comey a comparecer ante el Congreso y demandando que se les presente cualquier documento o grabación de sus conversaciones con el presidente.

Comey, que fue nombrado director del FBI en 2013 por el expresidente Barack Obama, habló a menudo sobre su deseo de ser lo más transparente posible en lo relativo a las acciones del FBI y demostrar a la ciudadanía que su agencia era independiente, competente y rigurosa.

"No estamos del lado de nadie, nunca", dijo en un discurso en marzo. "No consideramos quien saldrá afectado con esta o aquella acción, qué fortunas se verán ayudadas por esto o aquello. No nos importa y no queremos que nos importe”.

Exasperó a los responsables de ambos partidos con su certeza moral y con decisiones que, según los críticos, se apartaron del protocolo ordinario, como su anuncio público _ sin la implicación del Departamento de Justicia _ de que el FBI no recomendaría cargos criminales contra Hillary Clinton por su uso del correo electrónico.

Testificar ante el Congreso es algo familiar para Comey, exfuncionario del Departamento de Justicia durante el gobierno de George W. Bush.

Como director del FBI, estaba acostumbrado a las largas audiencias de supervisión ante el Congreso por una amplia variedad de temas. En 2007, años antes de ser elegido para liderar la agencia, contó un dramático enfrentamiento en una habitación de hospital tres años antes con otros compañeros del gobierno de Bush por la aprobación de un programa de vigilancia nacional.

El colaborador que describió el documento señaló que Comey está dispuesto a testificar, pero que quiere hacerlo en público para asegurar una completa revelación de los hechos. Comey creo varios informes de sus encuentros con Trump para asegurar que existiera un registro de las conversaciones que encontró raras o preocupantes, según la fuente.

Comey fue despedido por sorpresa el 9 de mayo y se enteró de la decisión mientras daba una charla en Los Ángeles. Aunque en un primer momento la Casa Blanca citó una recomendación del Departamento de Justicia y la gestión pública de la investigación de los correos electrónicos de Clinton cono motivos, esos motivos cambiaron pronto.

Trump admitió más tarde en una entrevista en televisión sobre el despido de Comey, que estaba molesto por “esta cosa de Rusia” y dijo que habría cesado a Comey sin importar la recomendación del Departamento de Justicia. Además, el pasado viernes tuiteó una amenaza velada advirtiendo al exdirector en contra de filtrar información.

Poco después de su cese, un compañero de Comey dijo a la AP que este contó como Trump le pidió su lealtad en una cena en enero. La Casa Blanca negó ese reporte.

El colaborador confirmó además el relato del Times de que Trump aireó filtraciones a medios durante su conversación con Comey y que el presidente expresó su apoyo al encarcelamiento de reporteros.

La fuente confirmó además que el republicano pidió al vicepresidente, Mike Pence, y al secretario de Justicia, Jeff Sessions, que abandonasen la sala antes de hablar en privado con Comey sobre Flynn, y que Trump dijo al exdirector del FBI que creía que Flynn era un "buen chico" y le preguntó si la agencia podría cerrar su investigación sobre él.

“Aunque el presidente ha repetido su postura de que el general Flynn es un hombre decente que sirvió y protegió a nuestro país, el presidente nunca le ha pedido ni al señor Comey ni a nadie más que ponga fin a ninguna investigación, incluyendo cualquiera que involucre al general Flynn”, señaló la Casa Blanca en un comunicado.

No hay indicios de que la investigación del FBI sobre Rusia esté cerrándose. El director interino del FBI, Andrew McCabe, dijo al Congreso la semana pasada que la pesquisa es "altamente significativa" y señaló que el cese de Comey no frenará la investigación.