WASHINGTON.- El gobierno de Barack Obama ordenará que las empresas alimenticias eliminen gradualmente las grasas artificiales durante los próximos tres años, y las calificó como una amenaza a la salud pública.

Dichas acciones retirarán las grasas trans de la cadena de alimentos casi en su totalidad. Es poco probable que los consumidores noten gran diferencia en sus alimentos predilectos, pero el gobierno señala que dicha implementación reducirá las enfermedades coronarias y evitará miles de ataques cardiacos letales al año.

Los científicos afirman que no existen beneficios a la salud por el consumo de dichas grasas, que se utilizan en alimentos procesados y restaurantes, generalmente para mejorar la textura, tiempo de vida en exhibición o el sabor. Pueden elevar los niveles colesterol "malo" y reducir el colesterol "bueno", incrementando el riesgo de enfermedades cardiacas, la principal causa de muerte en Estados Unidos.

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Las grasas se forman cuando se añade hidrógeno al aceite vegetal para volverlo más sólido, por lo que a menudo son llamados aceites parcialmente hidrogenados.

Aunque alguna vez fueron base de la dieta estadounidense —como en las palomitas de microondas, por ejemplo— ya se ha eliminado la mayoría de grasas trans. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) informó que entre 2003 y 2012, se redujo el consumo de grasas trans en casi 78%, debido a que las industrias alimenticias han encontrado otros tipos de aceites para reemplazarlas.

Pero algunos alimentos aún cuentan con ellas, y la FDA señala que algunos de ellos en el abasto de alimentos representan una amenaza a la salud pública. Algunos de los alimentos que aún tienen grasas trans son las cortezas de pay, bizcochos, palomitas de microondas, sustitutos lácteos para café, pizza congelada, masa refrigerada, manteca vegetal y las barras de margarina.

Para eliminar gradualmente las grasas, la FDA realizó determinó preliminarmente en 2013 que las grasas trans ya no entrarían en la categoría de "generalmente reconocidas como seguras", en la que se incluyen miles de aditivos que los fabricantes pueden agregar a los alimentos sin revisión de la FDA. La agencia tomó el martes la decisión final, dándole a las empresas alimenticias tres años para eliminar las grasas artificiales de sus productos.