Washington.- El presidente Barack Obama apenas tomará posesión para su segundo mandato en enero próximo y, desde ya, Honolulu y Chicago se disputan la eventual sede de su biblioteca presidencial, una importante pieza de su legado y del archivo histórico de Estados Unidos.

La tradición de establecer una biblioteca presidencial comenzó con Franklin D. Roosevelt en 1941 pero, en el caso de Obama, el mandatario debe primero decidir si el complejo se construirá en Honolulu, donde nació, o en Chicago (Illinois), la ciudad adoptiva donde lanzó su carrera política.

Ambas ciudades buscan alzarse con el proyecto, para el cual Obama necesitará recaudar hasta 500 millones de dólares. Chicago lo catapultó al poder y allí mantiene su casa, pero Hawai es el sitio predilecto para sus vacaciones navideñas.

La Universidad de Hawai en Manoa promueve a Honolulu como posible sede de la biblioteca, que estaría ubicada en el sector Kakaako con vistas al mar y sería, según sus impulsores, una de las más grandes y con mayor avance tecnológico de todo el sistema.

Contactado por Efe, el profesor Robert Perkinson, que lidera los esfuerzos en la Universidad de Hawai, no quiso hacer declaraciones a la prensa, aunque en el pasado ha destacado "las profundas raíces familiares" de Obama en ese estado.

 La "Ciudad de los Vientos" no se queda atrás, y la Universidad de Chicago, que tiene fuertes vínculos con los Obama -sus hijas Sasha y Malia fueron alumnas de la escuela primaria Laboratory Schools- y varios de sus donantes y asesores, encabeza los esfuerzos en esa urbe.

Pero un portavoz de la Universidad de Chicago, Jeremy Manier, dijo a Efe que es "prematuro hablar de la biblioteca presidencial".

Sin embargo, Manier enfatizó: "La Universidad de Chicago tuvo la fortuna de que el presidente Obama estuvo entre los docentes de la Facultad de Leyes durante doce años, y de haber disfrutado del liderazgo de la señora Obama en varios cargos administrativos de alto rango".

En Estados Unidos, las bibliotecas presidenciales tienen el doble propósito de servir como museo a la vida y obra del presidente en cuestión, y como un depósito de miles de documentos, fotografías, materiales digitales, artefactos emblemáticos y regalos recibidos durante su mandato.

En el caso de los expresidentes Gerald Ford y Ronald Reagan, también fueron su última morada.

Siguiendo los consejos de historiadores y académicos, Franklin D. Roosevelt (1933-1945) dio luz verde a la idea de crear un "depósito público" para la vasta colección de documentos y otros materiales acumulados durante su presidencia, según la página web de la Administración de los Archivos Nacionales.

Antes, muchos documentos y archivos presidenciales se perdieron, fueron destruidos, vendidos o arruinados por pobres condiciones de almacenamiento, y Roosevelt buscó una alternativa "para preservar las huellas de la presidencia para futuras generaciones", según la entidad federal.

La planificación de un complejo bibliotecario presidencial -hasta el último clavo- puede durar años, y el reto es conseguir apoyo de los sectores público y privado.

"Apenas estamos en las etapas iniciales de una discusión con nuestros partidarios sobre el futuro rumbo de Obama para América (la organización creada por la campaña de reelección del presidente). No hemos tomado ninguna decisión", dijo a Efe una fuente de la campaña, que pidió el anonimato.

La Casa Blanca tampoco ha querido hacer comentarios.

En aras de la austeridad fiscal, el Congreso de EE.UU. ha determinado que el 60 % de los costos de construcción de futuras bibliotecas debe financiarse con donaciones.

En la actualidad, hay 13 bibliotecas presidenciales en EE.UU., todas a cargo de la Administración de Archivos Nacionales (NARA, en inglés), y en las que también se ofrecen programas educativos.

La más reciente, la del expresidente republicano George W. Bush (2001-2009), estará en la Universidad Metodista del Sur en Dallas (Texas) y abrirá sus puertas al público el próximo año.

La del expresidente Bill Clinton (1993-2001), en Little Rock (Arkansas), tuvo un costo de 165 millones de dólares, mientras que la de Bush hijo superó los 200 millones de dólares.

Obama ya cuenta con una página web extraoficial para su biblioteca presidencial, establecida por sus fans, a quienes no importa ni el dónde ni cuándo ni cómo, solo que ésta se construya.